Lo reconozco, siento debilidad por los juegos en los que uno o dos tipos se lían a mamporros contra todo energúmeno o bichejo viviente que les sale al paso. Uno de mis arcades favoritos es Two Crude Dudes. La recreativa salió en 1990 y contaba con todos los ingredientes necesarios para que rápidamente se convirtiese en objeto de deseo para los aficionados a éste tipo de juegos. En 1991, todos los aficionados al juego que poseían una Mega Drive (conocida como SEGA Genesis en casi todo el continente americano) se congratularon de que Data East sacase una conversión bastante digna de su juego.

Conocido en tierras niponas como «Crude Buster«, el argumento del juego nos lleva hasta el año 2010 (si, lo sé) donde una explosión ha destrozado gran parte de la ciudad de Nueva York, sin que se sepa quién (o qué) ha sido el causante de dicha debacle que ha sumergido a la ciudad en un violento caos. Veinte años después de la explosión, NY está bajo el control de una poderosa organización criminal llamada «Big Valley» que posee armas avanzadas y a la que no interesa que se restablezca el orden en la ciudad.

El gobierno pretende acabar con dicha organización criminal a base de talonario, así que controlando a Biff o a Spike (los dos «tipos duros») deberás acabar con la amenaza que supone toda una caterva de tipejos con armamento bizarro y «macarras hormonados» que intentarán partirte la cara y mandarte al otro barrio. Como en todo beat ‘em up de scroll lateral de estas características, «Two Crude Dudes» cuenta con todos los elementos del género: Un argumento bizarro, golpes por doquier, un montón de esbirros, jefes finales, perros asesinos, gordos cabrones y demás fauna imprescindible en un buen título de peleas callejeras.

two-crude-dudes-03

La mecánica del juego recuerda bastante a otro título de Data East, el celebrado «Bad Dudes VS Dragon Ninja«. En este «Two Crude Dudes» avanzamos en scroll lateral mientras vamos eliminando a los enemigos que salen tanto por la izquierda como por la derecha. Es cierto que recuerda mucho a «Bad Dudes» sobre todo por que, al igual que ocurre en el mencionado título, podemos andar por el suelo o subir a la parte de arriba del escenario. Incluso hay gente que opina que es una segunda parte «apócrifa» de «Bad Dudes». Otros, en cambio, lo ven como una parodia desprovista de la chispa de muchos clásicos.

De cualquier modo, lo mejor de este título es sin duda la jugabilidad clásica y la diversión de poder repartir de lo lindo. Los movimientos a nuestra disposición son puñetazo (botón B) y salto (botón C). Además, con el botón A podremos coger objetos del entorno como palos, señales de tráfico, e incluso coches y arrojárselos a los tipejos que pretenden eliminarnos. También podemos coger al tipejo mismo y lanzarlo. Eso mola bastante porque no solo dañas al enemigo que lances sino que también te llevas por delante a un par.

Nuestra barra de vida se va desgastando debido a los mamporros que recibimos, así que para rellenarla y reponer fuerzas deberemos golpear repetidamente una máquina expendedora de refrescos y bebernos las latas que caigan al suelo. Jugar a dobles es muy divertido, aunque puede ser un poco caótico en ocasiones.

Los gráficos son bastante correctos, teniendo en cuenta las posibilidades técnicas de la 16 bits de Sega. La paleta de colores no es muy amplia y los escenarios de este juego parecen un poco vacíos pero en líneas generales el juego cumple en ese aspecto. El diseño de los personajes es otro punto fuerte del título porque tu personaje es bastante grueso, no es el típico héroe esbelto. Aquí manejas a dos grandullones con pinta «cyberpunk» y muy mala uva que llevan gafas de sol, una chupa con el símbolo de la paz y una cresta punk.

Otro detalle que me gusta mucho son las onomatopeyas estilo cómic que aparecen al golpear a los enemigos. Los «Wham!» y los «Krak!» aparecerán en pantalla siempre que elimines a un enemigo. El sentido del humor está muy presente a lo largo del juego. Detalles como que algunos enemigos avanzan hacia ti chasqueando los dedos de manera chulesca o que nuestro personaje realice unas hilarantes poses de forzudo cada vez que elimine a un jefe final son todo un puntazo.

En cuanto al sonido, no es para tirar cohetes ni nada por el estilo. Los efectos de voces recuerdan en exceso a «Bad Dudes». En ocasiones el sonido chirría, pero no más que otros títulos de Mega Drive. Eso sí, tiene canciones muy molonas que acompañan perfectamente al juego.

«La portada japonesa era mucho más molona…»

Este tipo de juegos siempre te divierten, por más que pasan los años. Este beat ‘em up en concreto, posee algunos detalles que hacen que le cojas cariño pese a que en algunos aspectos pueda parecer mediocre en comparación a otros títulos de la época. Por poner un último punto negativo, algunos movimientos no están muy pulidos, como el salto de nuestro personaje. Con todos sus pequeños defectos, es todo un señor clásico como la copa de un pino.

En definitiva, una más que decente conversión de la máquina recreativa para la 16 bits de SEGA. Ah, casi se me olvida… ¿Os habéis fijado en la horrenda portada que llegó a Occidente? ¿No os recuerda sospechosamente uno de los «protas» al bueno de Duke Nukem en la ilustración?