«A veces, los problemas complicados deben resolverse con soluciones fáciles» (Max Payne)

Con un futuro un tanto incierto, pocas ganas de vivir y enganchado a la bebida y los analgésicos. Así está nuestro héroe al comienzo de la tercera entrega de una de las franquicias más importantes del mundo de los videojuegos.

La verdad es que hasta la llegada de un magnífico Darksiders II (teniendo en cuenta que  Mass Effect 3 me ha decepcionado un pelín y la conversión de The Witcher 2 para Xbox 360 es excelente pero dicho título ya había brillado con luz propia en PC) tenía muy claro que iba a votar por Max Payne 3 como Goty 2012. Ya os adelanto que hablaré de la enorme secuela de Darksiders más adelante por aquí pero de momento (y centrándonos en el título que nos ocupa) para empezar os digo que, en mi opinión, lo que ha hecho la gente de Rockstar (rara vez defraudan) en esta tercera entrega de Max Payne es para quitarse el sombrero.

Max Payne es una saga de acción que siempre ha gozado del beneplácito de los jugadores y la crítica. Y no es extraño, ya que tanto el primer como el segundo título son grandísimos juegos. Tras dos fenomenales entregas, la gente de Rockstar Vancouver se hace cargo de la tercera parte, culminando así una particular trilogía sobre el atormentado y cínico detective de Nueva York que lo perdió todo en una fría noche en la ciudad que nunca duerme. Largo tiempo ha pasado desde la tragedia del hogar de los Payne y nuestro protagonista ahora se gana la vida trabajando como guardaespaldas de una adinerada familia de la peligrosa ciudad de Sao Paulo, en Brasil.

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Todo parece ir más o menos bien para el amigo Max, pero las cosas no tardarán en torcerse. Sin comerlo ni beberlo, todo cambia de repente en la vida de nuestro protagonista cuando unos desconocidos, encapuchados y armados hasta los dientes, irrumpen en una fiesta privada en la cual Payne es el encargado de la seguridad de la familia. Estos mercenarios, secuestran a la esposa del cabeza de familia y a partir de ese momento, comienza la acción sin tregua para nosotros. La lluvia de balas, las conspiraciones y la violencia parecen no tener fin. Es evidente que Max Payne sigue siendo un imán para los problemas, después de todo.

Técnicamente, el juego es una pasada. La gente de Rockstar ha buscado un toque cinematográfico de manera premeditada tanto en las escenas como en el propio juego y el resultado no podía ser mejor. Es realmente fantástico como Max Payne 3 nos introduce en su mundo, haciéndonos partícipes de una experiencia única. Si disfrutásteis con películas como La Jungla de Cristal, por ejemplo, vais a alucinar en colores desde el minuto uno con este Max Payne 3 ya que su vibrante trama te mantendrá pegado a la pantalla de tu televisor desde el primer momento. Si hablamos del apartado gráfico nos encontramos con una ambientación realmente alucinante. Los escenarios están recreados con un realismo asombroso y además los personajes que aparecen en el juego están increíblemente bien diseñados. En esta entrega, zonas de Brasil, Panamá e incluso la ciudad que nunca duerme, serán algunos de los escenarios en los cuales libraremos cruentos enfrentamientos mientras las balas pasan silbando a nuestro alrededor.

En el apartado sonoro, una vez más Rockstar hace un grandísimo trabajo con efectos cuidados al detalle y melodías cautivadoras que consiguen que el jugador se meta a fondo en la trama. Como suele ser habitual en la compañía, el juego no viene doblado a nuestro idioma pero sí con subtítulos en castellano. Esto hace que, en numerosas ocasiones, estemos tan atentos a los diálogos (monólogos; en este caso) que descuidemos lo que ocurre en pantalla, como ocurría en otras sagas de Rockstar (GTA, sin ir más lejos). Quizá para muchos sea un defecto, pero lo de no doblar los títulos es una norma habitual en la compañía norteamericana y hasta ahora la ha cumplido a rajatabla.

La jugabilidad es el punto más fuerte de este Max Payne 3 y, en definitiva, lo que le hace grande y lo posiciona muy por delante de los otros títulos de este 2012. Es un TPS realmente brillante, que posee un sistema de apuntado realmente digno. En Max Payne 3 contamos además con una buena selección de armas de fuego a nuestra disposición y, por supuesto, no falta el famoso e imprescindible «tiempo bala» (bulle-time) característico ya de la franquicia. No quiero dejar pasar de lado dos aspectos importantes del juego. El primero, el sistema de coberturas (muy pulido y efectivo, cumpliendo con creces su objetivo) y el segundo, las animaciones de los enemigos (y la nuestra propia) al ser ejecutados. Brutales, sangrientas y realizadas de manera magistral. El mejor epitafio a un disparo perfecto. He de señalar, no obstante, que  me he topado con algún que otro bug en la versión de PlayStation 3, pero de caracter menor. En líneas generales, es un juego muy fluido y bien realizado.

CONCLUSIONES

Estamos ante un serio candidato a juego del año, que encima cuenta con interesante contenido descargable. Un título no apto para cardiacos que va a encandilar a todos aquellos amantes de los juegos de acción. Además, es un third person shooter que está muy encima del resto. Los seguidores de la franquicia pueden estar tranquilos, ya que Rockstar ha cumplido con creces y nos ha dejado un juego soberbio que no te puedes perder si posees una Xbox 360, PS3 o un PC, ya que estarías dando de lado a uno de los mejores de esta generación.