Vaya por delante que no soy un gran de la franquicia Killzone. No me desagradan los títulos de la saga exclusiva de las consolas de SONY, simplemente opino que algunos están bien y poco más. Desde los tiempos de PS2, siempre me han parecido un «quiero y no puedo» y la constante comparación/enfrentamiento con la saga Halo de las consolas de Microsoft ha perjudicado bastante a Killzone. Como juego, a pesar de contar con una historia trabajada y otras muchas cosas buenas, Killzone 3 (PlayStation 3, 2011) me pareció soso, con menos gracia que un plato de mocos. Seguro que hay muchos fans que no están de acuerdo conmigo. Pero es que en PSP tampoco me convenció un «Liberation» quizá un tanto sui generis, a pesar de estar cimentado sobre una buena idea como base.

Tuvo que llegar PS Vita para que un nuevo Killzone lograra despertar realmente mi interés. Con «Mercenary» la capacidad gráfica de la consola portátil alcanzó nuevas cotas y realmente es un FPS divertido y consistente. Pero si hay un título que marca un punto de inflexión en la saga, ese es sin duda «Shadow Fall«, un excelente shooter en primera persona exclusivo de PlayStation 4, que además supone el debut de la franquicia de Guerrilla Games en la nueva generación de consolas. Puede que algunos os estéis preguntando: ¿Qué es lo que ha cambiado respecto a anteriores juegos de la franquicia para que podamos decir que realmente estamos ante un gran Killzone?

Para empezar, lo que más me llamó la atención fue un comienzo muy interesante en lo que a la trama se refiere, en un intento de meter al jugador en situación desde el primer momento. Nos situamos 30 años después de lo acontecido en la tercera entrega de la saga. Estamos en Vekta, donde las cosas han cambiado bastante y ahora la ISA permite a los Helghast vivir en dicho planeta mediante una especie de acuerdo. Ambas facciones están separadas por un gran muro de contención pero las hostilidades continúan en forma de incursiones militares. Los Helghast no respetan a los ciudadanos de Vekta y les están dando caza.

Guerrilla-lo-intenta-de-nuevo...

Mike Kellan intenta huir desesperadamente de la ciudad con su hijo Lucas cuando ambos conocen a Sinclair, un experimentado Shadow Marshall. En mitad de la huida, los Helghast matan a Mike y el pequeño Lucas es acogido por Sinclair, que lo entrena como Marshall y le da un sitio en esta facción de las Fuerzas Especiales de la Alianza. Con el paso de los años Sinclair es ascendido a jefazo y nosotros, en el papel de Lucas Kellan, tendremos que realizar peligrosas misiones militares designadas por este para salvar a Vekta City de los ataques Helghast y de la creciente oleada terrorista perpetrada por una organización denominada La Mano Negra.

Tras este prometedor comienzo, se suceden una serie de fases todas ellas realmente entretenidas y variadas. No es que Killzone Shadow Fall suponga una revolución en el género ni mucho menos pero lo que ofrece está realmente bien hecho y es un producto de una gran calidad en todos sus aspectos. Y además, por las razones que sean, esta vez sí ha conseguido engancharme como juego de la saga. Todos los demás los he ido abandonando irremediablemente pero este Shadow Fall ha logrado que quiera encender una y otra vez mi PS4 para dar buena cuenta de los Helghast y otros enemigos.

Puede que tenga algo que ver la enorme calidad gráfica que atesora, gracias a la potencia de PS4. Los efectos lumínicos, los diseños de las armas, la carga de texturas, las expresiones faciales y los impresionantes fondos y escenarios de este juego son tan buenos que irremediablemente se transforman en un enorme atractivo para quedar cautivado con él. No es que yo sea una graphic whore (ni mucho menos) pero a nadie le amarga un dulce; dicho sea de paso. A esto, súmale los impactantes efectos de sonido, un doblaje más que correcto y la acción trepidante que la gente de Guerrilla ha imprimido al juego para que Shadow Fall suponga un salto importante de calidad respecto a entregas anteriores.

Un-apartado-gráfico-de-aupa

A nivel jugable, no hay una gran diferencia si comparamos Shadow Fall con otros pero gracias a pequeños detalles, como intentar dotar al juego de algo más de variedad entre fase y fase, nuevos personajes con algo más carisma que todos aquellos que habíamos visto hasta ahora y la inclusión de «El Buho» (OWL, en inglés) un drone de combate que nos acompaña en todo momento y que será de gran ayuda, logran que este enésimo intento (el sexto, en realidad) de crear un shooter subjetivo rompedor en una consola de SONY sea lo más cercano que haya estado nunca la compañía holandesa de lograrlo.

Personalmente, el añadido de «El Buho» me parece un acierto fantástico, ya que nos permite realizar acciones como atacar a grupos de enemigos de dos modos diferentes (modos letal y aturdir), piratear terminales de información, servirnos de tirolina e incluso de escudo. Para ello usamos el panel táctil del mando Dualshock 4 y el botón R1, con lo que el juego gana bastante en este sentido al tener que decidir en diferentes momentos qué debemos hacer para salir airosos de un enfrentamiento y completar las misiones.

También nos encontramos con entornos más abiertos y con nuevas armas pero, siendo sinceros, el resto lo hemos visto miles de veces en el género. Para cerrar esta reflexión, simplemente recalcar que, para ser de la primera hornada de PlayStation 4, el juego cumple de sobra y es un ejemplo claro de que este sistema de entretenimiento va a dar muchas alegrías a sus usuarios en un futuro. Posiblemente no llegue a las cotas de calidad de Titanfall (XBONE, 2014) como FPS pero haríais mal en dar de lado a Shadow Fall. Guerrilla Games ha puesto toda la carne en el asador para crear un título a la altura de PS4. Bajo mi punto de vista lo ha conseguido, ahora sólo queda que tú, jugador, decidas si te unes a los Shadow Marshall para luchar por Vekta.