En los últimos tiempos (y gracias a cosas como «Mapache Cohete», «Los Peque-Marvels» y, sobre todo, «I Hate Fairyland») el guionista y dibujante Skottie Young ha logrado gran popularidad entre los lectores españoles. También sus divertidas y extraordinariamente bien realizadas portadas han ayudado a que esa fama se extienda aún más pero lo que es innegable es que, además de su particular estilo de dibujo, posee también grandes dotes para escribir historias. Quizá el primer número de su reciente (e inédito también en nuestro país) «Bully Wars» (en el cual ejercía únicamente de guionista) haya supuesto una pequeña decepción para nosotros, tal y como explicamos en nuestro podcast, pero sin lugar a dudas ha logrado redimirse con este alucinante «Middlewest«, cómic del cual hablaremos hoy en la web.
Acompañado en esta ocasión por el artista venezolano Jorge Corona, el bueno de Young vuelve a experimentar con tramas protagonizadas por niños que transitan en mundos de fantasía pero esta vez desde una perspectiva algo diferente a lo visto en sus anteriores producciones. La historia nos muestra la difícil vida de un niño llamado Abel, que vive con su padre en el medio oeste de los Estados Unidos de América. Abel, todas las noches sufre terribles pesadillas en las que es persegido por un monstruo de aspecto grotesco. Su realidad, por desgracia, tampoco es muy agradable ya que trabaja como «paperboy» y sufre constantemente maltrato psicológico por parte de su padre, que le grita y lo trata realmente mal. Abel, trata de pasar el tiempo con sus amigos en un entorno rural y de vez en cuando recibe la ayuda de un pequeño zorro que habla. El guionista juega aquí con la dualidad realidad-ficción quizá para mostrar que el chaval debe refugiarse de una vida que no le reconforta. En cualquier caso, al lector se le plantea una duda importante: ¿Es un mundo de fantasía inventado por el propio Abel lo que vemos o quizá es cierto todo lo que sucede en esta pequeña localidad llena de contenedores llenos de un extraño líquido rosa?
Skottie Young se mueve bien por estos intrincados terrenos y logra que empaticemos desde el primer momento con el joven protagonista. Los sucesos que se nos cuentan en el primer número (entre los que se encuentra el trágico enfrentamiento de Abel con su padre y la conversación con este acerca de su madre) van a desembocar en una huida de este en busca de una vida mejor (siempre acompañado de su peludo y parlanchín compañero) y su posterior encuentro con una serie de personajes que evocan a obras literarias como «El mago de Oz» o «Alicia en el País de las Maravillas», por citar algunas.
El dibujo de Jorge Corona es simplemente formidable. Con un trazo muy particular y una narrativa fluida, el artista además nos brinda un diseño de personajes absolutamente magistral. Todo ello, apoyado por el increíble trabajo de Jean-Francois Beaulieu , cuya labor al color embellece aún más si cabe el maravilloso dibujo de Corona y ayuda a dotar de una personalidad propia a la obra, como suele ser habitual en él. En este sentido, podemos decir que el apartado gráfico de este cómic es de sobresaliente.
Middlewest es una obra llena de virtudes, que atrapa al lector irremediablemente gracias a su magnífico guion (dotado de una gran imaginación, diálogos muy bien escritos que saben tocar la fibra y unos personajes muy bien construídos que no dejan de sorprendernos a medida que avanza la lectura) y de un arte sensacional que empasta a las mil maravillas con la propuesta de Young, el cual se nos muestra aquí como un escritor que ha crecido mucho en los últimos años. Sin lugar a dudas, el mejor trabajo de Skottie Young como guionista y un tebeo que tiene calidad por los cuatro costados y nos hace plantearnos algunas cuestiones al tiempo que nos atrapa poco a poco en sus redes. Esperemos que no tarde mucho en llegar por estos lares (Panini Comics parece una buena candidata para traer este cómic al mercado español, ya que ha editado otros trabajos del norteamericano) y todo el mundo pueda disfrutar de las aventuras y desventuras del joven Abel en un mundo que se mueve sin complejos entre lo real y lo fantástico.