Me duele la boca ya (y los dedos, al escribirlo) de tanto recomendar las cositas buenas que, dentro del panorama editorial del cómic independiente, nos trae siempre Aftershock. Y es que una vez más toca hablar de una serie de esta editorial norteamericana que nos deja gratas impresiones en sus primeras entregas. El prolífico guionista Cullen Bunn (Magneto, The Damned, Regression), el dibujante serbio Mirko Colak (Spider-Man, Green Lantern, Deathstroke y su fenomenal trabajo en «Cráneo Rojo: El Mal Encarnado») y la formidable colorista malagueña María Santaolalla, nos dejan una nueva revisión del mito artúrico, esta vez pasada por el tamiz del horror y lo sobrenatural.

Al hablar de estos legendarios personajes, siempre juegas con la ventaja de que, aparte de ser arquetípicos y con ello se logra alcanzar siempre a mucha gente, en esencia son la base de muchas de las obras más famosas de la cultura occidental. Con una premisa muy interesante (quizá no sumamente original, pero sí muy trabajada y atractiva para los fans del género de terror y la fantasía), Cullen Bunn, que parece haberse especializado en este tipo de historias de corte demoníaco y sobrenatural en los últimos tiempos (nos encantó Harrow County, sin ir más lejos) nos plantea una vuelta de tuerca de las andanzas de héroes, hechiceros y reyes como el propio Arturo de Pendragón.

La historia, arranca con el poderoso mago Merlín dirigiéndose al castillo para asistir a Uther Pendragón, rey de Britania, en su lecho de muerte. Uther está muy enfermo y la intención del hechicero, que afirma ser uno de los hijos del Diablo, es que Arturo, su hijo varón, sea quien le suceda cuando fallezca. Algunos barones no están de acuerdo con ello porque el chico está ausente y son muchos señores los que reclaman derechos sobre el trono pero el mago se las arregla para orquestarlo todo según su conveniencia. Así, Merlín encuentra al hijo del rey y lo prepara para su importante futuro. Bajo su tutela, Arturo es reconocido por el espíritu de la tierra como rey y, tras unificar a los barones, comienza la particular cruzada para construir su sueño. Un reino llamado Camelot.

Hasta aquí, salvo por algunos matices que prefiero que descubráis con la lectura, la historia no varía mucho de las múltiples interpretaciones que se han hecho del mito artúrico aunque la cosa está a punto de ponerse interesante. Perceval, uno de los caballeros de la tabla redonda, logró hacerse con el Santo Grial con la intención de que fuese la salvación de Albión pero con él viene una terrible maldición. Una condena que hará que los cimientos del reino se tambaleen y que la línea entre salvadores y destructores quede difusa. Quizá descubras que la verdadera historia de la ascensión de Arturo al poder no es como la conocías… Y que está llena de insidias y traiciones pero, sobre todo, manchada de sangre inocente.

El dibujo de Mirko Colak es potente y eficaz, además de que la narrativa gráfica cumple perfectamente con lo que la trama ideada por Cullen Bunn requiere. El trabajo del serbio a los lápices y tintas es realmente bueno. Personalmente, soy de los que disfrutan bastante con el arte tan efectista y peculiar que posee aunque entiendo que tenga también sus detractores ya que no es el típico dibujante de corte clásico. Es más, en mi opinión su estilo funciona mucho mejor en este tipo de obras antes que en los cómics de superhéroes. El color de nuestra compatriota, María Santaolalla, logra que el apartado artístico resalte aún más y gracias a su buen hacer el resultado final sea todavía más impactante.

«El arte de Mirko Colak antes del trabajo de Santaolalla»

Una propuesta llamativa e interesante la de este Unholy Grail que además viene de la mano de un buen equipo creativo, con lo que el mínimo de calidad está garantizado. Mezclar lo sobrenatural y el horror con las leyendas de Camelot y los caballeros del Rey Arturo me parece una idea brillante, que puede dar mucho juego y que es una delicia para los que, como yo, gozamos con ambas ramas de la ficción narrativa. Todos los elementos clásicos de estas historias están aquí, para deleite de los fans de las mismas: Excalibur, Ginebra, la dama del lago y los sacrificios de grandes héroes de leyenda. Y a la vez, el talentoso Bunn (al que se le ve muy cómodo con este tipo de historias) se las ingenia para convertirlos a todos en personajes casi de pesadilla. Así, encontrarás en esta versión de la leyenda de leyendas a seres oscuros, despiadados y, en algunos casos, incluso frágiles o malditos. Una serie más de Aftershock a seguir muy de cerca y, sinceramente, yo he perdido la cuenta ya con tantas buenas obras que nos llegan desde la editorial independiente norteamericana. Lo he dicho muchas veces sí, pero no está de más recordarlo una vez más: Aftershock mola. Y mucho.