En efecto. El Halcón, nuestro querido Sam Wilson, deja atrás el escudo tras los acontecimientos narrados en «Secret Empire» (Imperio Secreto, Panini Comics, 2017) y retoma su identidad clásica como superhéroe para emprender nuevamente el vuelo. Pero, una vez más, no lo hará en solitario; ya que en Marvel le han buscado un sidekick (algo que en los últimos tiempos parece haberse puesto muy de moda en La Casa de Las Ideas, si no que le pregunten al amigo Matt Murdock). Su partenaire en esta nueva etapa no es otro que El Patriota. Pero no Elijah Bradley, personaje también de color que debutó en la colección «Jóvenes Vengadores» (Young Avengers, 2005) y que cogió el testigo de su abuelo (Jeffrey Mace, creado por Ray Gill y Bill Everett para The Human Torch #4 USA en 1941) como luchador contra el crimen sino que se introduce aquí a la nueva encarnación del personaje: el joven Rayshaun Lucas (presentado como tal en el evento Imperio Secreto aunque previamente le habíamos visto en la colección de Capitán América: Sam Wilson) el cual se revela como el pupilo idóneo para las aventuras urbanas en las que una vez más parece haberse implicado el héroe alado.
Tras lo que vimos en su colección, Sam Wilson se ve obligado en cierto modo a buscar su sitio de nuevo. No es un «volver a los inicios» completamente, pero la cosa es que el vengador parece querer volver a «un perfil bajo» dentro de la comunidad superheroica pero sin llegar a perder del todo su estatus de icono dentro del grupo (a pesar de que para muchos lectores no ha sido el relevo deseado para su viejo amigo Steve Rogers). Este primer número nos muestra como El Halcón (Falcon, en el original) y su nuevo compañero se ven envueltos en un conflicto que parecía tener fácil solución pero que acaba por enredarse más de lo esperado, como de costumbre.

La nueva etapa de este mítico personaje de Marvel arranca con Sam Wilson (con nuevo uniforme diseño del gran Alex Ross, por cierto) y su nuevo compañero intentando llevar la paz a las calles, ya que dos peligrosas bandas rivales de Chicago (los Southstone Rangers y los Spanish Kings), están causando muchos problemas con sus continuos enfrentamientos. Sorprendentemente, el alcalde no está muy de acuerdo con los planes de nuestros protagonistas pero pese a ello, Wilson y su nuevo pupilo se dividen para intentar convencer a los jefes de ambas bandas de que lleguen a una tregua por el bien de la ciudad. Los héroes logran concertar una reunión pública entre ambas facciones enemistadas pero cuando parece que las negociaciones van a llegar a buen puerto, ocurre lo inesperado. Un nuevo jugador entra en escena (no desvelaré su identidad pero los más viejos del lugar se alegrarán de su aparición seguro ya que es un personaje que da mucho juego y que incluso ha hecho sus pinitos en el mundo del videojuego) y a partir de ahí se revelará una trama más compleja que va a obligar a El Halcón a tomar decisiones complicadas una vez más.
El equipo creativo de este primer número está formado por Rodney Barnes al guion, Joshua Cassara al dibujo y Rachelle Rosenberg al color. Ciertamente, no son «primeros espadas» dentro de la compañía y hay quien afirma que un personaje como Falcon quizá se merece artistas con más renombre pero la verdad es, dentro de lo que cabe, los artistas titulares no hacen un mal trabajo y los tres están cumplidores; aunque en lo referente al apartado gráfico aprueba por los pelos y es dónde más se echa en falta un dibujante de más nivel (perdonad que barra para casa pero la portada de Jesús Saiz es espectacular, sin ir más lejos). En resumidas cuentas, un primer número prometedor que nos muestra por dónde van a ir los tiros en la nueva colección de este popular y carismático personaje. Esperemos que en sucesivos números la editorial decida apostar por un equipo creativo más potente, ya que la premisa de «bajar a la tierra» al halcón para que así pueda emprender de nuevo el vuelo en busca de nuevas aventuras parece muy interesante a priori. Estaremos pendientes de lo que depara el futuro al bueno de Sam Wilson.