Tras un genial «Harrow County, innumerables seres«, la editorial Norma vuelve a traernos este año una obra de terror de esas que no pueden faltar en tu colección. En esta ocasión, se trata de un tema recurrente de los que no se cansa uno por más que desde la televisión, el cine, los videojuegos o los propios cómics, nos bombardeen incesantemente con ello. Estoy hablando, obviamente, de los muertos vivientes que caminan para alimentarse de cerebros. Porque, si hay una temática dentro del género de terror que cuenta con una legión de seguidores que parece no tener fin, esa es sin duda la de los zombis.

Si además tienes el acierto de mezclar a los zombis con otras franquicias de éxito, las ventas están garantizadas. Esto es precisamente lo que ocurre con el cómic del cual hoy hablaré hoy: «El más allá con Archie: Fuga de Riverdale«, el primer volumen de esta serie de cómics guionizada por Roberto Aguirre-Sacasa (un gran conocedor del universo Archie) y en el apartado gráfico con el arte del increíble dibujante e ilustrador Francesco Francavilla.

En los últimos tiempos, hemos visto como el universo Archie se ha puesto de moda nuevamente, gracias sobre todo a esa moderna reinterpretación a cargo del veterano Mark Waid (The Flash, Daredevil, Los Vengadores) y Fiona Stapples (Saga) en Archie Comics Publications; los cuales ha revitalizado a unos personajes con más de setenta años de historia y una gran influencia en la cultura popular americana. Tras el éxito de dicha obra (disponible en España también por Norma) llega ahora el turno de que el apocalipsis zombi inaugure el fin del mundo, siendo Riverdale el epicentro de este. ¿Cómo harán frente a este particular «amanecer de los muertos» unos personajes como Jughead, Betty, Verónica o el propio Archie?

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La historia de este «El más allá con Archie: Fuga de Riverdale» arranca con un desafortunado accidente en los días previos a Halloween (al principio no sabemos exactamente qué ha ocurrido pero se nos mostrará más adelante) el cual desencadena toda una serie de acontecimientos que desembocarán en el mencionado brote de infectados. Una noche de tormenta, el bueno de Jughead se presenta en casa de Sabrina (sí, esa Sabrina que es una joven bruja que vive con sus dos tías también brujas y un gato negro parlanchín llamado Salem) para pedir ayuda. Alguien, ha atropellado a Hot-Dog (el perro de Jughead y posiblemente su mejor amigo si exceptuamos a Archie). Jughead está hundido por la muerte del can y le pide a Sabrina que le devuelva la vida usando sus poderes mágicos. Las tías de esta, le advierten que bajo ningún concepto se debe jugar con las fuerzas del más allá para alteran el orden establecido de la vida y la muerte. Así que, so pena de duro castigo, le prohíben traer de entre los muertos a Hot-Dog. Sabrina, muy apenada por ver tan triste a su amigo, desobedece y decide ayudarle (al hacerlo, veremos cuales son también las consecuencias que sufrirá ella por romper las normas de sus tías) y usa su magia para revivir al can fallecido. Hot-Dog, está de nuevo entre los vivos y Jughead no puede ser más feliz.

Todo parece ir bien hasta que, el día antes de Halloween, Hot-Dog (que no parece ser el mismo desde su resurrección) enferma y se transforma en una criatura rabiosa y llena de odio. Hambriento de carne humana, lo que en vida fue un inofensivo perro, muerde a Jughead y este se infecta con el virus zombi. La noche de Halloween se celebra una gran fiesta de disfraces en el instituto Riverdale. Jughead, que se ha convertido en zombi, se presenta allí hambriento y con ganas de comer personas. De ese modo, se desata el caos. Una horda de zombis deambula por el pueblo, atacando a todo aquel que sale a su paso. Archie, Betty, Verónica y el resto de los chicos deberán huir para evitar ser devorados por sus amigos, vecinos y familiares.

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A partir de aquí, nos encontramos con la típica historia de ataques zombis que tanto gustan a los incondicionales del género pero, eso sí, muy bien escrita por Roberto Aguirre-Sacasa (ya tiene experiencia con los personajes y además se marca un guion muy entretenido), con un ritmo dinámico que hace que te enganches rápidamente a la trama. Aunque si hay una estrella que brilla con luz propia en el cómic, es sin lugar a dudas el arte de Francesco Francavilla. Imposible no enamorarse del talento que muestra el artista italiano en todas y cada una de las viñetas del cómic ya que, además del estilo tan personal que posee, la narrativa gráfica desplegada aquí es de summa cum laude.

Estamos ante uno de los cómics de esta recta final de año a tener muy en cuenta, por todo lo anteriormente mencionado. Argumento que, pese a lo simple de su propuesta, posee buenos diálogos que enganchan al lector por su estilo desenfadado que mezcla historias de zombis con las desventuras de los adolescentes de Riverdale. Disfrutarás mucho con las peripecias de los supervivientes que intentarán huir de una ciudad infestada por una plaga de muertos vivientes sin saber que les espera fuera. Un apartado gráfico descomunal (Francavilla está excelso en el dibujo) para un primer tomo dedicado a Archie y la casquería. Veremos si las siguientes entregas logran mantener el nivel porque el listón está bastante alto para una obra de estas características.

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