Del afamado equipo creativo que nos trajo la aclamada "100 balas" nos llega ahora un oscuro thriller con tintes de género negro y toques sobrenaturales. Y David Redondo vuelve a La Firma Invitada para hablarnos de ello...
Situémonos en el año 1929. Estados Unidos. Virginia Oeste, concretamente. Tres hombres se adentran en la negrura del bosque con un propósito. Finalmente, encuentran un viejo cobertizo utilizado como destilería ilegal y piensan que su misión ha acabado. Para ello fueron enviados desde la oficinas centrales del FBI.
De pronto, un rugido animalesco resuena en la noche y cuando los agentes quieren darse cuenta, son pasto para animales y sus gritos se ven ahogados por la soledad del bosque. Mientras, en el pueblo, en un destartalado hospedaje, un hombre recibe una llamada. Es un aspirante de un grupo delictivo que intenta contactar con el productor local de licor, Hiram Holt, por encargo del jefe mafioso Joe Masseria desde la ciudad de New York. Parece que se trata solo negocios… ¿o quizá no?
Con este interesante punto de partida, el guionista norteamericano Brian Azzarello (100 Balas, Before Watchmen: Rorschach, Joker, La raza superior) nos traslada a principios del siglo XX, a territorio estadounidense, donde visitaremos fábricas de licor clandestinas en cobertizos, alejadas de miradas indiscretas y agentes federales, mientras nos sumerge en el «provincianismo» yankee y sus reglas (así como sus licencias lingüísticas: Mista = Mister, por ejemplo); además de en las muchas leyendas del folclore americano y sus misterios. Gran trabajo de un guionista excepcional.
Por su parte, el excepcional talento del dibujante Eduardo Risso (100 Balas, Batman Broken City) te atrapa desde el primer momento y sus «claroscuros» dominan las viñetas (atención especial a los colores suaves y fríos que utiliza) con composiciones que atrapan desde la primera hasta la última página. Licor de contrabando, un aspirante a mafioso, unos cuerpos devorados en el bosque y un equipo creativo de lujo… ¿Qué más se puede pedir? Esta noche hay luna llena… El bosque me llama.
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