Si hay un personaje de la trilogía original de Star Wars al que todo el mundo recuerda con cariño, ese es sin duda el wookiee llamado Chewbacca. Conocido también como «felpudo con patas», se ganó a los fans de esta franquicia como inseparable contramaestre del Halcón Milenario y amigo del alma de Han Solo.
El legendario icono de La Guerra de las Galaxias que no articulaba palabra alguna pero emitía un lenguaje característico (que únicamente el carismático pirata corelliano entendía) logra por fin su propia miniserie de cinco números, a cargo del guionista Gerry Duggan (Hulk, Deadpool, Nova) y el dibujante Phil Noto (Black Widow).
Esta popular creación de George Lucas protagoniza ahora su propia odisea espacial particular que arranca justo después de la batalla de Yavin, cuando el peludo héroe de la rebelión se embarca en solitario en una peligrosa e importante misión secreta. Aunque lo de estar en solitario le va a durar bien poco, ya que pronto tendrá una nueva compañera de aventuras.
Cuando la nave de Chewbacca se estrella en Andelm-IV, un planeta del borde exterior, el hijo de Kashyyyk, se topa pronto con un montón de escoria mafiosa que está explotando recursos naturales de dicho planeta para venderlos al Imperio.
Uno de esos mafiosos es Jaum, un despreciable cacique que tiene atemorizados a los trabajadores de una zona a los que ha convertido prácticamente en esclavos.
Zarro, una niña esclava que sueña con huir de una vida llena de penurias y trabajos forzados en una mina escarabajo de Andelm, logra escapar del yugo de Jaum de manera milagrosa. En su huida y mientras busca desesperadamente que alguien haga algo por su pueblo, se topa con nuestro entrañable “Chewie” al que pide ayuda para liberar a su padre y al resto de sus amigos que siguen prisioneros.
Chewbacca, el cual empatiza con la chica ya que su pueblo ha sufrido mucho con el tema de la esclavitud en el pasado, finalmente acabará formando equipo con Zarro e intentará ayudarla a ella y sus amigos en todo lo posible; aunque esto suponga ganarse la enemistad de Jaum y sus matones… Y por ende, del Imperio Galáctico.
Obviamente, la particular forma de expresión de Chewbacca hace que el peso de la narración caiga sobre la joven Zarro que, gracias a su desparpajo (y a la vez inocencia) logra meterse en el bolsillo a un tipo al cual de primeras no se le entienda nada de nada y que por regla general da miedo con sólo verle. Un aspecto interesante de la trama es que rápidamente el lector nota que hay química entre ambos personajes y eso hace que el cómic gane enteros.
Choca bastante ver a Chewie meterse en líos sin el carismático Han Solo pero la verdad es que en ningún momento lo echas de menos y desde el primer momento se entiende perfectamente que es la hora del lucimiento del guerrero wookiee (aprovechando el buen momento comercial que vive Star Wars con la compra de los derechos de este universo por parte de Disney)
En cuanto a los artistas que están al cargo de la miniserie (Duggan/Noto) poco hay que destacar salvo que son de lo mejorcito que hay en sus respectivos campos dentro del mercado norteamericano en la actualidad. Así que en este sentido, la calidad de la misma está más que garantizada.
Dicho lo cual, está claro que estamos ante un producto para fans de la saga Star Wars que, fuera de este círculo, no tiene mucho sentido; ya que principalmente está recomendado para los fans de los personajes de Lucas y de esta famosa franquicia. Ello no quita que en ningún momento el cómic parezca forzado y todo está muy bien narrado y lleno de momentos divertidos que hacen que su lectura sea muy amena.