Ubisoft siempre ha demostrado poner mucho cariño en todas sus franquicias pero con Assassin’s Creed sin duda se ha volcado más que con ninguna. Nos atreveríamos a decir que hoy por hoy es, con permiso del mítico Rayman, su franquicia estrella. Al menos, estoy seguro de que (junto con Just Dance) es la saga que más beneficios económicos ha reportado a la compañía gala en los últimos años. Incluso una leyenda como el Príncipe de Persia, finalmente ha acabado sucumbiendo ante el credo de lo asesinos y ha sido apartada del primer plano de la actualidad por la propia Ubisoft.
Y es que nadie se atreve a hacerle sombra al bueno de Altaír, la familia Auditore o el clan Kenway, protagonistas de esta serie de videojuegos que hoy por hoy es una de las más conocidas y aclamadas por todos los videojugadores del planeta. Assassin’s Creed es una de las sagas favoritas de muchos jugones. Por numerosas razones. Y es que los primeros juegos basados en las andanzas de aguerridos miembros de esta hermandad de asesinos y su lucha a través de los siglos contra los peligrosos templarios, poseen todos los ingredientes necesarios para convertirse en clásicos por méritos propios.
Todo comenzó en 2007, año en el cual gracias al Animus de Industrias Abstergo viajábamos al año 1.191 antes de Cristo, a la ciudad de Jerusalén. Era el periodo de la Tercera Cruzada y casi a la fuerza nos veíamos obligados a meternos en la piel de nuestro antepasado Altair, un joven y valeroso miembro de la orden de los asesinos (palabra derivada del término árabe hashshashin) para vivir una de las más grandes aventuras jamás contadas en un videojuego. Puede que éste no sea el mejor título de la saga pero no debemos olvidar que fue el que lo empezó todo.
Tras unos cuantos títulos notables, la saga se presenta de verdad en la Next Gen con este Assassin’s Creed: Unity, el cual viene cargado de polémica. Tras tantos juegos buenos para consolas de sobremesa, portátiles y dispositivos móviles, Assassin’s Creed se había ganado un voto de confianza. Los aficionados a la saga crecían como la espuma y tramas como el papel de Desmond y los precursores, Da Vinci y sus artilugios al servicio del credo en la Italia renacentista o la excitante vida pirata del Capitán Kenway y la liberación de esclavos, entre otras, han llegado a ser historias míticas del mundillo de los videojuegos. Hecho innegable es que estamos ante un título que siempre vende muchísimas copias y la idea de sacar un juego al año parece que ha acabado por pasarle factura a esta gran serie.
La cosa es que ya tocaba disfrutar con un Assassin’s Creed exclusivo de PS4 y Xbox One. Así, a principios de año, Ubisoft anunciaba el juego que nos ocupa hoy como el título de la saga definitivo para las consolas de nueva generación. En esta ocasión, nos vamos a París, en plena Revolución Francesa. Encarnaremos ahora a Arno Dorian, un francés nacido en Versalles en el siglo XVIII que tras la muerte de su padre se encontrará en medio del enfrentamiento milenario entre templarios y asesinos. Nuevo protagonista, nueva ambientación y un juego que prometía mucho desde que comenzamos a ver las primeras capturas. Todos sabemos lo que ha ocurrido después, ya que se ha montado un gran revuelo en Internet con las malas notas de los análisis, críticas muy duras de fans de toda la vida mostrando su enfado en redes sociales y el duro golpe de la caída en bolsa de la compañía. A todo esto, hay que sumar las voces que afirman que «Ubisoft hoy por hoy es la nueva EA.
Más allá de valoraciones subjetivas, lo realmente preocupante es que Assassin’s Creed Unity se ha convertido en su peor enemigo (cuando de otro modo no hubiese tenido rival ya que 2014 tampoco ha sido una año especialmente destacado en lo que a lanzamientos AAA se refiere) pero los graves errores técnicos, como una tasa de framerate desmesuradamente baja para un juego de estas características, una colección de bugs como nunca habíamos visto antes en la franquicia, físicas que fallan por momentos y, en definitiva, unos gráficos que no acaban convencer a los más exigentes como «Next-Gen» (ni están los 1080p ni se llega a los 60 fps, como esperaban muchos ya en estos aún prometedores sistemas de entretenimiento domésticos).
Vale que el motor gráfico de Unity tiene que mover gran cantidad de NPCs, objetos y situaciones al mismo tiempo, hay muchos edificios, etcétera… pero el problema es que Ubisoft se encargó de promocionar el juego con la siguiente frase: «La nueva generación comienza ahora de verdad». Craso error, porque dudamos mucho que no supieran que el juego lucía como si le faltasen seis meses más desarrollo. Haber retrasado su salida a 2015 no le hubiese venido mal (máxime teniendo en cuenta que, al mismo tiempo, Assassin’s Creed Rogue, un nuevo episodio de la saga, acaba de aterrizar en Xbox 360 y PS3). Recordemos que Assassin’s Creed Unity comenzó a desarrollarse hace ya un par de años. Por lo tanto, ¿En qué estaba pensando la compañía al lanzar un título tan importante como este en semejantes condiciones?
CONCLUSIONES
Assassin’s Creed Unity es un buen juego, lo cortés no quita lo valiente. Tiene muchos aspectos positivos y la historia, pese a no ser innovadora, cumple a la perfección e incita al jugador a continuar con la aventura para saber más. Pero lo triste es que a nivel técnico no es el juego que esperábamos ni por asomo. No sé si con un parche o actualización se arreglarán estos molestos problemas que en ocasiones afectan a la hora de jugar (suponemos que sí, pues desgraciadamente viene siendo lo habitual en este tipo de situaciones). Punto y aparte, pues. La primera incursión real en exclusiva para la Next-Gen ha resultado fallida. Habrá que mirar hacia adelante.
Lanzamos pues desde aquí una pregunta clara a nuestros lectores: ¿Qué localización elegiríais para la siguiente entrega? Desde aquí, muchos de los gamikianos nos decantamos por el antiguo Japón feudal (podría funcionar, sobre todo por los evidentes paralelismos entre los ancestrales guerreros de dicha cultura y el credo de los asesinos, como el honor y el sigilo, sin ir más lejos. Sinceramente, puede dar mucho juego). Más allá de la ambientación escogida para el próximo capítulo y, a pesar de estamos ante un producto best-seller, tras una decepción como Assassin’s Creed Unity, el destino de la franquicia se torna algo incierto.
Parece que sólo hay dos escenarios posibles: repetir lo mismo una y otra vez y encima con bugs y otros errores graves (con lo que la franquicia resultaría dañada inevitablemente y casi podría decirse que acabaría herida de muerte) o intentar innovar de verdad y dar una vuelta de tuerca radical que suponga un importante revulsivo para la misma en la siguiente entrega (y que sobre todo que venga acompañada de un verdadero salto de calidad en cuanto a nivel técnico se refiere, como esperamos muchos aficionados ya de una vez). De modo que la pregunta que todos los auténticos fans de la saga deberían hacerse es: ¿Qué nos deparará Assassin’s Creed en un futuro próximo?