Para deleite de los amantes de la casquería, los «caminantes» de Robert Kirkman y los infectados en general, hoy toca hablar en la web de un juegazo para Xbox 360 llamado Dead Rising. Vamos a echar la vista atras unos cuantos años para encontrarnos con el título de la franquicia, el qu elo empezó todo. Un delirante festival «mata-zombies» que hizo que pasáramos horas y horas encerrados en un centro comercial mientras unos adorables «muertos vivientes», intentaban comernos. Lo bueno es que en el lugar en el cual nos encontrábamos atrapados, casi cualquier cosa nos servía de arma. Partiendo de esta base… ¿Cómo diantres podíamos resistirnos a algo así?
Dead Rising vió la luz en 2006 de la mano de Capcom, y en primer lugar hay que señalar que, a pesar del nombre, no está basado en la película de George A. Romero. Evidentemente, sí comparte la temática y demás pero (en honor a la verdad) el juego parece un cruce entre la «predilección» que tienen los señores de Capcom por los zombies/infectados y una especie de tributo/homenaje a la filmografía del director neoyorkino. Una de las cosas más me gustan de éste juego es que sigue algunas de las premisas básicas de los clásicos de dicha compañía. El título, nos proporciona cierta libertad de movimientos, acción y diversión a partes iguales. Y, sobre todo, algo que personalmente me encanta: gore, tensión y visceras sanguinolentas para dar y regalar. Pero vamos a adentrarnos un poquito en la trama de éste Dead Rising.
La historia nos sitúa en Willamette (Colorado), un pueblecito de la América profunda donde la única diversión es ir al Centro Comercial a pasar el rato. Hasta allí se ha desplazado Frank West, un reportero gráfico freelance que acude al lugar después de obtener la (a priori valiosa) información de que algo raro está sucediendo allí y de que los militares están poniendo la zona en cuarentena. Frank, pretende conseguir el reportaje del siglo, para hacerse rico y famoso. Tras llegar a su destino, nuestro amigo reportero y su cámara aterrizan vía helicóptero en el tejado del centro comercial, no sin antes advertir que ciertamente algo raro ocurre en Willamette.
Nuestro protagonista, descubre que lo que realmente sucede es que, por alguna extraña razón, las buenas gentes del pueblo se han transformado en muertos vivientes sedientos de sangre y carne fresca que no dudarán ni un momento en ir a devorar tu cerebro, aunque tengas en las manos desde bates de béisbol, monopatines o guitarras eléctricas con los que partirles la cabeza. Esto es lo mejor del juego: Puedes utilizar casi cualquier cosa como arma. Desde macetas a cubos de fregonas, pasando por revólveres (con munición que no dura demasiado, una tónica de los primeros juegos de acción de la compañía nipona) e incluso cajas registradoras que machaquen la testa de los pesados zombies de turno.
El punto está en que debemos averiguar que ha sucedido y alcanzar la zona indicada en un tiempo límite: 72 horas. Así que hay que controlar el tiempo (ya que si no el helicóptero se marchará sin nosotros dejándonos con un marrón considerable) y al mismo tiempo cargarnos a cuantos zombies como se pueda (hay logro aquí, aviso) mientras intentamos resolver el misterio de marras. También, nos toparemos con varias «personas» que, a pesar de no estar infectadas, nos pondrán las cosas bastante difíciles e irán a por nosotros.
Como puntos positivos, lo más importante: zombies a mansalva. La posibilidad de reventarlos, mutilarlos y/o acabar con ellos de muchas formas diferentes, dependiendo del arma u objeto que tengas que tengas a mano en ese momento. Eso lo hacía tremendamente divertido. Contaba con un apartado gráfico bastante bueno y los (escasos) escenarios eran bastante detallistas y estaban llenos de objetos de diferente índole con los que interactuar. Eso sí, los movimientos del protagonista eran algo forzados (sobre todo la manera de saltar) y tenía algunos problemillas técnicos en algunas ocasiones. Del apartado sonoro, nada destacable. Si acaso, señalar que las voces estaban en la lengua materna de Shakespeare pero a cambio contaba con unos subtítulos en castellano muy correctos
Importante recordar también el peculiar modo de salvar partidas, que quizá algunos no entendieron y por ello fue criticado. Para poneros en situación, para guaradar la partida había que llegar a determinados puntos sí o sí. Por ejemplo, los servicios del centro comercial (el sitio donde habilitado como checkpoint) en la mayoría de las ocasiones quedaban muy lejos de nuestra posición en el juego y, aunque esto a priori pueda verse como algo positivo, guardar los avances en el juego podía llegar a convertirse en una verdadera pesadilla.
Dead Rising es un juego «made in Capcom», muy divertido, con una IA bastante competente para la época (es de 2006, recordad) y que puede mover muchos «muertos vivientes» en pantalla. Tras una gran segunda parte muy divertida (esta vez con Chuck Greene como nuevo protagonista e incluyendo varias mejoras a nivel de armamento y modificación del mismo) que vino acompañada de unos cuantos DLCs muy destacables, ya sabemos que la tercera entrega verá la luz en exclusiva para Xbox One. Lo poco que he podido ver de Dead Rising 3 no me ha convencido del todo pero seguro que no faltarán la acción, los litros de sangre y los toques de humor característicos de la saga. Un recomendadísimo clásico de Xbox 360 (también lo es su formidable segunda entrega) que además tuvo una limitadísima versión para Nintendo Wii la cual, a ser posible, hay que evitar como si de uno de los mismísmos infectados del juego se tratase. Luego no digáis que no os avisé.