Siempre que veo que al amigo Stan Lee lo pintan en alguna red social o foro de Internet como si en vida hubiese sido poco menos que Satanás, se me viene a la mente el bueno de Mort Weisinger. Nacido en Nueva York en 1915, Weisinger fue editor jefe de DC Comics entre la década de los cincuenta y los sesenta (durante lo que popularmente se conoce como la Silver Age del género superheroico) y fue uno de los nombres importantes de la compañía hasta su muerte, en 1978, en su ciudad natal. Superman, con toda seguridad, no habría llegado a tanto ni sería el icono que es ahora sin el férreo control editorial que impuso Mort y sin su mando absoluto. Es triste, pero cierto.

Quiero dejar claro una cosa desde el principio: que el editor jefe de la DC clásica fuera un ser despreciable no beatifica a Stan Lee de ningún modo, simplemente deja claro cómo era el negocio editorial de la época, en la que estas figuras empresariales tenían muchísimo poder y hacían y deshacían a su antojo. Nombres propios como Sheldon Mayer, Bob Kanigher o el citado Mort Weisinger, son el ejemplo más claro de ello. Realmente era una época de un estilo de editor con poder sobre el artista. Se me viene la mente ahora una pequeña anécdota de cómo Mort le tenía ojeriza de la buena al maestro Jack Kirby por su Green Arrow y se propuso hacerle la vida imposible de todas las maneras. Hoy en día, por suerte para los artistas, a estos se les valora un poco más.

«Los hombres de la compañía…»

Una de las diferencias (de las muchas que había pero esta es sustancial) de Mort Weisinger con Stan Lee es que el bueno de Mort en realidad odiaba los cómics. Los cómics (dicho por el propio Weisinger en innumerables ocasiones) eran un producto para gente mediocre. Le daban vergüenza, básicamente. Para él, eran algo menor pero se le daba bien venderlos y así lo hizo durante treinta años. Mort Weisinger siempre quiso ser escritor de novelas pero, irónicamente, el único best seller que tuvo se lo escribió un “negro literario”. En cambio, paradójicamente, En favor de Stan Lee (a pesar de sus muchos errores, sucias jugarretas y triquiñuelas, insisto) hay que señalar que fue de los primeros editores en acreditar a entintadores, rotulistas y coloristas en sus trabajos; cosa que, en DC Comics, bajo el mandato de Mort Weisinger, no se hacía.

Y ojo, que ni quito ni pongo ningún pero a lo bueno y lo malo que hizo Lee (pintarlo como un ser de luz perfecto no es recomendable ni hace honor a la verdad tampoco) pero conviene recordar que lo irónico es que este tipo de editores, tan habitual en esos años, tenían mucho poder porque sus decisiones llevaban a éxitos a la compañía. Y por ello actuaban todos de modo similar. Pero dejando de lado a Lee, el cual tal y como cita Bernie Kriegstein, también hizo muchas cosas mal, la cosa es que, bien por desconocimiento, bien por no ser tan famoso; la figura de Mort Weisinger es bastante desconocida para el lector de cómics en nuestro país. Y lo cierto es que, por lo que se recoge de la época, el ambiente en DC por la época de su mandato tuvo que ser de agárrate y no te menees.

Las historias y anécdotas sobre la personalidad y las decisiones de Mort Weisinger son públicas y notorias. Desde que Wayne Boring (dibujante de Superman) decía que le daba miedo morirse por si iba al Infierno y Mort estaba al mando también allí, hasta que mientras él mandaba no se acreditaba a nadie. Es decir, los lectores no sabían quién hacía los cómics de DC. Es bien sabido además que, a menudo, defendía a capa y espada a su gran amigo (y también editor) Julius Schwartz y apoyaba sus maneras y muchas de sus decisiones. Recordemos que Schwartz fue otra figura importante de DC que al final acabó tildado de acosador sexual, acusaciones que en vida nunca fueron reveladas pero que, tras su muerte, se hicieron públicas. Varias mujeres denunciaron que Schwartz se había comportado de forma inapropiada con ellas, entre ellas, artistas y editoras como Jo Duffy, Heidi MacDonald y Colleen Doran. Volviendo a Mort Weisinger, otra de las famosas historias suyas es que hablaba a menudo despectivamente de Siegel y Shuster y en un artículo de mediados de los años cuarenta para la revista generalista Coronet, mintió sin pudor alguno al afirmar que ambos seguían beneficiándose de Superman.

«Caricatura de Wayne Boring sobre el robo de Superman..»

Más conocido, quizá, es el hecho de que Mort Weisinger fue el mentor de un joven y prometedor Jim Shooter, en aquel momento poco más que un adolescente de catorce años. Un chaval que tras enviar un guion por carta (una historia de Superboy y la Legión de Superhéroes) a Weisinger, lograba el sueño de su vida de trabajar para una editorial importante. Shooter, a la postre, sería otro de los grandes nombres del cómic norteamericano, llegando incluso a ser editor jefe de Marvel durante los años ochenta. Desgraciadamente, de su mentor aprendió algunas maneras de proceder con los artistas no del todo éticas ya que, sin ir más lejos, recordemos que tomó la decisión de manera unilateral de cargarse al personaje de Fénix en contra de los expresos deseos de Claremont y Byrne.

"Jim Shooter a la edad de 14 años."
«Jim Shooter a la edad de 14 años.»

La relación de Mort, con Shooter, su joven pupilo, siempre fue tortuosa y llena de episodios no muy agradables. Uno de los más sonados, fue que se sabe a ciencia cierta que Mort le gritaba insultos como puto imbécil y otras lindezas cuando el joven Jim trabajaba para él. Al parecer, hasta le llamaba por teléfono a la escuela para recriminarle cosas de su trabajo. Lo paradójico de este tipo de figuras de la época es que al mismo tiempo que trataba de este modo al joven Shooter, presumía de él con otros altos cargos de la compañía o incluso delante de los subordinados en la oficina. Weisinger, era conocido por amargar la existencia de los autores que tenía bajo su cargo sin ningún complejo. Y lo hacía, afirmando que era lo mejor para ellos porque esa era la única forma de conseguir que aprendieran a hacer bien las cosas, ya que autores como Leigh Brackett (que había sido otro de sus protegidos) terminaron alcanzando el éxito en medios más importantes para Mort como el cine. Este modo de proceder lo convertía, para muchos, en un tirano.

A pesar de todos sus puntos negros (como hacer de la vida de sus trabajadores un infierno, el maltrato y desprecio incluido de grandes artistas como Kirby, Finger o Boring, contratar a menores para ponerlos a escribir historias, auto plagiarse en innumerables ocasiones o avergonzarse de editar Superman y mentir descaradamente al contarle a determinada gente importante que él trabajaba en medios serios y no en el cómic) Mort Weisinger, al igual que muchos de los editores de cómics de la historia del medio, sigue siendo una personalidad compleja e interesante, digna de análisis e incluso de estudio y claro ejemplo de lo que fueron aquellos años para la industria del cómic. En la parte positiva, contribuyó a la creación de una serie de personajes que han sobrevivido nuestros días y que hoy día son muy conocidos (en algunos casos santo y seña de DC) como, por poner algunos ejemplos, Johnny Quick, Aquaman, Vigilante o Green Arrow. Pero, sobre todo, sigue siendo para muchos aficionados al cómic, un gran desconocido.