La dura vida del autor de cómics ha dado lugar a obras divertidas y, en muchas ocasiones, repletas de hilarantes momentos. A menudo, los propios autores nos obsequian con este tipo de historietas que suponen un autorretrato crítico e irónico de los entresijos del noveno arte. Hablamos de «cómics sobre autores de cómics», para entendernos. En ‘Pobre Lampil’, editado por Dolmen Editorial, nos encontramos las desventuras de un dibujante de historietas que lidia diariamente con los gajes de su profesión y, sobre todo, con su propia personalidad.

Willy Lambil y Raoul Cauvin, los artífices de la maravillosa serie «Casacas Azules», nos ofrecen aquí un tebeo costumbrista, lleno de humor e ironía, acerca del oficio de la creación de cómics. El protagonista de esta obra no es otro sino el alter ego del dibujante William Lambillotte (alias Willy Lambil), el cual junto al guionista Raoul Cauvin (un veterano de la Editorial Dupuis que ya en la década de los sesenta había creado obras tales como ‘Los Naufrágos’, entre otras) tras colaborar juntos en ‘Casacas Azules’, deciden embarcarse en la tarea de representar la vida cotidiana de un historietista. Aunque parece ser que todo ocurrió realmente por culpa de una curiosa anécdota.

Según cuenta Lambil, la idea les vino tras escuchar hablar en un programa de radio de Bélgica a un dibujante de cómics de la competencia que pensaba era muy conocido entre los niños pero resultó que al final ninguno de ellos lo conocía y se llevó un chasco tremendo. Así, se pusieron manos a la obra para narrar juntos la vida de dicho infeliz. Así, el 12 de abril de 1973 vio la luz en la sección «Carté Blanche» (Carta Blanca) de la revista Spirou la primera historia de ‘Pauvre Lampil’ (Pobre Lampil) la cual tuvo mucho éxito entre los lectores de tan irregular sección y finalmente acabó saliendo de la revista para cobrar autonomía propia y ser recopilada en álbumes a partir de 1977.

Esta serie de historias paródicas sobre la vida y obra de un autor fallido, han sido editadas recientemente en España por Dolmen en un excelente formato en tapa dura y con gramaje de calidad, que será muy apreciado por coleccionistas y aficionados a la Bande Dessinée de nuestro país. Serán dos volúmenes integrales en los que, a juzgar por lo que ya hemos disfrutar de este primero que reseñamos hoy, nos hallamos ante una colección de historias en su mayoría de dos páginas divertidísimas, en las que los autores se ríen constantemente del estereotipo del historietista fracasado y muestran también otros aspectos de su vida cotidiana, no sólo del trabajo.

Con una maestría inusitada para el humor en el apartado gráfico y con unos guiones rebosantes de ingenio, en el cómic aparecen personajes recurrentes como la familia de ficticio Lampil, el propio Cauvin y otros secundarios como el carnicero, el policía o el farmacéutico. Por supuesto, encontraremos también referencias a ‘Sandy et Hoppy’ (la obra más famosa de Lambil), a Angulema y a otros autores a los que Lampil odia y envidia a partes iguales porque ellos triunfan y a él todo le sale mal (de ahí su coletilla final con el «¡Será mejor que te calles, no puedes entenderlo!» que vemos al final de muchas de las páginas con el que expresa su frustración como autor) o a la propia editorial Dupuis y el trato recibe a menudo de la misma (encarnada en el serio y exigente Señor Dupuis). Además, se incluyen en este primer tomo varios extras sobre la creación de esta serie, el desarrollo del personaje y otras curiosidades. Una obra que por supuesto hará las delicias de los aficionados al cómic franco-belga que también gustará a fanáticos de publicaciones como Fuera Borda e incluso a fanáticos de todos esos tebeos de la escuela humorística de Bruguera que «tomaron prestadas» muchas cosas de autores como Franquin, Peyo o Hergé.