El género de la Ciencia Ficción dentro del mundo del cómic siempre ha gozado de buena salud. Actualmente, la nota predominante en este tipo de publicaciones es la mezcla de varios estilos y de temáticas en ellas. Y, sobre todo, son cómics que incluyen mucho componente crítico en sus tramas. El cómic que os traemos hoy a la web es buena muestra de ello. Una serie que ya en su día os avanzamos por estos lares y que avisamos que iba a ser de esas a tener muy en cuenta por todos aquellos amantes del género. ‘Semillas‘ (The Seeds, en el original) es una obra muy especial creada por dos talentos del cómic que cuenta con un guion muy particular (en la línea de las historias clásicas de Sci Fi pero con muchos tintes modernos a su vez) de la legendaria guionista Ann Nocenti (Daredevil, Lobezno, Longshot) apoyado sobremanera en el espectacular arte del vallisoletano David Aja (Ojo de Halcón, El Inmortal Puño de Hierro).
Esta serie, publicada en Estados Unidos por Berger Books (el sello que pertenece a Dark Horse Comics y que recientemente nos ha dejado obras tan interesantes como Invisible Kingdom, por ejemplo) ha sido por fin publicada como Dios manda en España gracias a Astiberri Ediciones, la cual (en otro acierto más de los bilbaínos) ha optado por acercarse muchísimo al TPB USA original entregándonos así un tomo en rústica con solapas de 128 páginas que contiene la que quizá sea la serie de cómics Sci-Fi más peculiar de los últimos años. Estamos acostumbrados a ver muchos cómics que usan la Ciencia Ficción como vehículo para contar diversas historias pero ‘Semillas‘ lo hace realmente de un modo bastante especial.
En primer lugar, nos encontramos con un relato muy deudor de la Ciencia Ficción clásica en su forma pero que en el fondo nos habla de algunos temas que están ya a la orden del día y de otros que, me atrevo a aventurar, puede que lo estén pronto. Ann Nocenti construye una trama que transcurre en un mundo hostil, frío y deshumanizado, en cierto modo (militarizado y con gente usando máscaras de gas) que mezcla conceptos como críticas a lo destructivo del ser humano como especie, la creación de barreras, la obsesión por tecnología, la posverdad y la manipulación periodística, entre otras cuestiones. También veremos cosas más positivas como los sentimientos (el amor), la culpabilidad o la esperanza inherentes a una raza (la humana) que parece en declive y cerca de la extinción.

La historia transcurre en un mundo que se ha ido al garete. El ser humano se está cargando el planeta y las abejas son un mudo testigo de ello. La sociedad se ha dividido y hay grupos de rebeldes que, rompiendo lo establecido, reniegan de todo aquello relacionado con la tecnología. En medio de todo esto, un grupo de alienígenas llega a la Tierra para cosechar las últimas semillas de la humanidad y se ocultan para no ser descubiertos. Pero uno de ellos comete un error imperdonable: enamorarse de uno de los objetivos de su misión. Sólo una temeraria y perspicaz periodista llamada Astra ha descubierto el secreto y ahora deberá decidir si lo hace público o no. Un guion con diálogos en cada viñeta que logra emocionar sobre todo en su recta final. En cuanto al apartado gráfico, simplemente decir es que es atractivo a más no poder (casi diría que embaucador) y, por resumirlo todo en una palabra, perfecto. O al menos, todo lo perfecto que puede ser algo para el ojo humano. Cada página es un despliegue monumental del artista español, cuyo estilo gana muchísimo en mi opinión con el bitono usado para la obra. Poco más que decir en este apartado, ya que, como pudimos ver en el avance, es simplemente brillante. El trazo de David Aja está aquí más depurado que nunca y posiblemente sea su mejor trabajo hasta la fecha.
Quizá no sea un cómic para todo el mundo pero ciertamente ‘Semillas‘ tiene muchas virtudes y no todas están a simple vista. Por ejemplo, hereda de los clásicos de la literatura de Ciencia Ficción el obligar al lector a volver al relato una y otras porque necesita hallar respuestas. Y eso que el equipo creativo no dio con la tecla adecuada en el primer intento (la propia Karen Berger rechazó la propuesta original) y tuvo que rehacerse la historia hasta encontrar el modo de hacerla funcionar como querían. Excepcionalmente narrado por ambos autores y repleto de crítica social es además un excelente ejemplo de que el cómic, como medio, es capaz de traspasar barreras impuestas y tocar determinadas fibras sensibles sin necesidad de alejarse demasiado de un género concreto y ya establecido.