Advertencia: este artículo podría contener spoilers sobre el mencionado número y los siguientes. Sigue leyendo bajo tu responsabilidad.

Siempre que uno echa la vista atrás se encuentra con muchas lecturas que lo han marcado como fan de los cómics. En mi caso, con los años infantiles enmarcados en una extraña y bizarra (por un lado) pero esperanzadora y revitalizadora (por otro) década de los ochenta, crecí con mucho material de Bruguera, Cómics Forum y Zinco. Los cómics de Marvel se habían publicado en España una década antes por Vertice y Mundicomics pero a partir de 1983 llegó el turno de Planeta DeAgostini y su sello de cómics de superhéroes de Marvel. Aquello nos cautivó a muchos niños y, por lo que sea, lo sigue haciendo. Y es que creo firmemente que esta editorial con sede en Barcelona hizo realmente un buen trabajo (o por lo menos no demasiado malo para la época) y nos acercó material realmente impresionante en un formato asequible que conseguíamos rebuscando en los quioscos de nuestros barrios o en los puestos callejeros que se atreviesen a traer tebeos para ponerlos a la venta junto a otros artículos.

Tengo muchos buenos recuerdos y muchos números favoritos de Marvel publicados por Forum pero hoy toca hablar de una grapa que me volvió absolutamente loco por muchas razones. Primero, porque se trataba de una historia de uno de mis grupos de superhéroes favoritos de aquella época: Los Vengadores. Sí, era la división Costa Oeste, de acuerdo. Pero eso daba igual. Ya me gustaba la etapa Englehart & Milgrom de dicha serie así que imaginad lo que supuso para mí encontrarme un salto de calidad tan evidente en este número con la llegada de uno de los pilares del género en los años ochenta. El gran John Byrne se hacía cargo aquí de guion y lápices y el resultado no podía ser más espectacular.

«El tebeo comienza de manera inmejorable…»

El número en cuestión es el 42 de la colección española, publicado en 1990 (y también el 42 de la edición original USA que vio la luz allí un año antes) y en la portada veíamos a Wanda Maximoff (La Bruja Escarlata) preguntando por su marido mientras Simon Williams (El Hombre Maravilla) le replicaba que no solo parecía no haber desaparecido, sino que realmente es como si nunca hubiera existido. Aquí empezaba el arco conocido en nuestro país como «La búsqueda de La Visión«… ¡Con guion y dibujos de John Byrne! Así rezaba también en portada, obviamente como reclamo para los lectores. El tebeo (que prácticamente me aprendí de memoria de tanto leerlo), tras el clásico correo de los lectores (Marvelmania, con el Profesor Loki) comienza de manera inmejorable. Wanda despierta una mañana en la Mansión de la facción Costa Oeste de los vengatas (recordemos que ella y Visión se han unido al grupo tras una serie de acontecimientos que propician su llegada a la colección en el número 33) y descubre que su marido no está en la cama.

La Bruja Escarlata se levanta y camina por las instalaciones del complejo y descubre a Ojo De Halcón, líder de los Costa Oeste, entrenando. Quiero detenerme aquí porque es uno de los mejores momentos también. La escena planteada por Byrne es brillante. Clint está tan absorto en sus ejercicios (el diseño de la máquina que usa para ellos es una genialidad, dicho sea de paso) que casi se carga a Wanda con una flecha. Una vez superado el susto, llega lo gordo: Suena la alarma de intrusos porque alguien ha logrado cruzar el perímetro de seguridad de la base. A partir de aquí, aparecen más miembros del grupo. La Avispa y Hank Pym (con su ya mítico mono de trabajo de color rojo lleno de bolsillos) salen del mismo bungalow (dando a entender que han pasado la noche juntos) y se unen a Clint y Wanda. También tenemos a Tigra, a la que Byrne ha reservado unas cuantas emociones fuertes a partir de este número. Cuando aparece en escena la ominosa figura de Ultrón, todos nos tememos ya lo peor.

«El arranque de la etapa Byrne en este número es espectacular…»

Ultrón es uno de los enemigos más poderosos de Los Vengadores pero en este equipo hay alguien capaz de hacerle frente sin pestañear: Simon Williams. Tras un intercambio de golpes, Pym se da cuenta de que no están combatiendo al verdadero Ultrón y, gracias a su ingenio, El Hombre Maravilla se deshace de la burda copia rápidamente. ¿Y si todo esto ha sido solo una distracción? Rápidamente, los vengadores se dispersan (chistecito de Byrne aquí) y se ponen a buscar a La Visión. El autor nos recuerda aquí el momento de la creación de Visi mediante flashbacks que nos llevan a recordar cómo Inmortus le muestra el pasado a nuestro androide favorito y los momentos de su propio origen. Volviendo a la trama, el doctor Pym revela a Wanda sus peores temores: La Visión no ha desaparecido… ¡Es que alguien ha borrado todo rastro de existencia del vengador de los sistemas!

Y no solo de los ordenadores de Los Vengadores sino también de la base de datos de SHIELD, del Pentágono y de Los 4 Fantásticos. Alguien había accedido a los sistemas del complejo y por fuerza tenía que ser un vengador. Pero, ¿Quién había podido traicionarles y por qué? La respuesta a la pregunta, nos la desvelaba (al menos en parte) el amigo Byrne en una splash-page final en la que veíamos aparecer a Pájaro Burlón y confesar apoyada en el quicio de la puerta para asombro de sus compañeros. Pero aún quedaban varios interrogantes en el aire: ¿Cuál había sido el motivo de la traición? ¿Quién se lo había llevado? ¿Y dónde lo retenían? La aventura no había hecho más que empezar y ya nos emplazaban al siguiente número para saber más. El problema era que aún faltaban 30 días para su publicación y cabía la posibilidad de que el quiosquero de tu calle no lo tuviese y te tocase ponerte a buscar como un loco. Así eran las cosas antes, amigos.

«Byrne en todo su esplendor…»

Los dibujos a lápiz de Byrne eran entintados por Mike Machlan (con gran acierto, añado) y al color teníamos a Paul Becton realizando un gran trabajo también. Parte de esta historia era realmente una adaptación de lo narrado previamente por grandes nombres como Steve Englehart, Jack Kirby, Stan Lee, Roy Thomas, Sal Buscema, Carl Burgos y George Tuska. Los siguientes números nos dejarían grandes momentos como el conflicto interno de Tigra con su parte salvaje, la llegada del USA Agente como líder del equipo (y la salida de Clint del mismo), la aparición de Los Vengadores de Los Grandes Lagos (un grupo de héroes bastante peculiar), la redención de la Burlona y el por qué de sus actos, la agonía amorosa de Simon Williams (el hombre que aportó las pautas cerebrales a La Visión) y la posesión de la Bruja Escarlata por una extraña y primigenia entidad que obliga al Capi y a Hulka a intervenir en esta serie. El desenlace del misterio de lo sucedido con nuestro sintozoide favorito, llegaba a su fin en el número 49 de una colección cuyas grapas costaban 175 pesetas cada una y que incluían las aventuras de Los Nuevos Defensores como complemento. Huelga decir que de todo esto, salió también el característico aspecto fantasmal de La Visión ideado por Byrne, mucho más acorde con el nombre del personaje aunque no tan carismático como el del diseño original. De ese modo, se eliminaron del traje los colores rojo, verde y amarillo y se apostó por una apariencia en la que predominaba totalmente el blanco.

Este material está incluido actualmente en Avengers West Coast: Vision Quest (un TPB USA que incluye Collects Avengers West Coast #42-50) y en España, la editorial Panini Comics lo publicó no hace mucho (en 2017) en formato Marvel Gold (una especie de rústica con solapas que realmente no hace justicia a lo bueno que es) y no fueron pocas las voces que se quejaron porque pensaban que esta etapa merecía una tapa dura. Sea como fuere, aquella primera grapa la llevó grabada a fuego en mi memoria como uno de los cómics de superhéroes de mi juventud. Además, lo que vino en los años siguientes de esa década (recordemos que estamos en verano de 1990 cuando ve la luz este mítico número 42) para el género fue un bajón de calidad considerable en muchas de las colecciones Marvel. Sobre todo, a partir de 1994 (que es cuando en mi opinión empezó a torcerse de verdad la cosa en este sentido) por lo que hace que algunos recordemos con más cariño aún tebeos como este. Una grapa que, en solo 24 páginas era capaz de volarnos la cabeza y sumergirnos de lleno en las vicisitudes de los héroes más poderosos de la Tierra. Como he dicho un poco más arriba, eran otros tiempos en los que leer una y otra vez el mismo tebeo sin saber que nos depararía el siguiente mes o si los dioses nos sonreirían y podríamos continuar la historia. Así que para honrar la memoria de aquellos buenos tiempos, solo me queda despedirme al más puro estilo Forum con un… ¡Californianos saludos!