No sé qué es lo que tienen las historias protagonizadas por animales antropomórficos que suelen cautivar al personal de manera inmediata. Da igual el género o la trama en sí, el caso es que si el cómic está protagonizado por este tipo de personajes, automáticamente entras en el juego. Al menos, en mi caso personal es así. Ahí están obras como la imprescindible Blacksad (Canales & Guarnido), la exquisita Tierras Otoñales (Busiek & Dewey) o la formidable Solo (Óscar Martín), que son ejemplos perfectos de lo que digo. A estas, hay que sumar una nueva que tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico. Wild’s End, con guion de Dan Abnett (Guardianes de la Galaxia) y arte de I.N.J. Culbard (En las montañas de la locura), es un tebeo editado por BOOM! Studios y que aquí ha sido publicado recientemente por Dolmen Editorial en formato tapa dura y papel de gran calidad.

En este primer volumen, que llega bajo el subtítulo de «Primera Luz«, veremos como una pacífica comunidad inglesa llamada La Iglesia del Bajo Cuervo se verá alterada por culpa de un hecho insólito. Una noche, dos miembros de dicha comunidad, Fawkes y Bodie, observan como un misterioso objeto cae en el bosque, cerca de la Iglesia del Cuervo y deciden investigar. Con asombro, descubrirán que se trata de vida extraterrestre la cual pronto comenzará a atacar a algunos de sus habitantes. Las vidas de estos, tranquilas y anodinas, cambiarán drásticamente por este suceso; el cual obligará además a crear extraños compañeros de aventuras.

Cuando Fawkes intenta advertir al comité del pueblo del inminente peligro que se avecina, todos se burlan de él, llamándole borracho. Todos, excepto Clive Slipaway, un ex oficial de la Marina recién llegado cuyo instinto y experiencia le harán ponerse en guardia rápidamente y, finalmente, optar por salir a explorar junto con algunos habitantes de la comunidad. Pronto, descubrirán lo que parece ser una avanzadilla de seres mecánicos con aspecto de faroles y patas de pulpo que, con su poderoso y mortífero haz de luz, están asesinando a gente de la aldea. A partir de ese momento, la historia (muy bien construida por Dan Abnett) nos llevará por grandes momentos de acción mientras estos personajes intentan salvar sus vidas al tiempo que desvelan un misterio.

Que duda cabe que la principal inspiración de la obra es, claramente, «La Guerra de los Mundos», de H.G. Wells, tanto por el concepto inicial como por la apariencia de los extraños visitantes (su diseño, a caballo entre el arte steampuk y el aspecto de los alienígenas en la mencionada novela, es harto acertado, dicho sea de paso) que pondrán en peligro a un grupo de personajes que, dicho sea de paso, están desarrollados de manera excepcional por este guionista con oficio y buenas ideas. Y es que este es sin duda uno de los puntos fuertes de la obra. Los personajes están trabajadísimos y cada uno de ellos cumple un papel específico dentro de la obra. Todos ellos se conocerán mejor, estrecharán lazos de amistad y pasarán por momentos complicados al intentar sobrevivir en la zona de Sueño Profundo a un ataque de estas criaturas. Criaturas, cuyo verdadero objetivo desconocemos por ahora.

Otro aspecto a destacar de este cómic es el dibujo. Que los protagonistas sean un zorro, un perro, una gata, un cerdo o un visón, es todo una acierto, como he comentado al principio. Porque lo hace todo más maravilloso aún si cabe. ¿Un ataque alienígena a una campiña de aspecto británico en la que viven y trabajan animales antropomórficos que se muestran más humanos que los propios humanos en todo momento? Simplemente genial. Y, gracias al fenomenal dibujo y color de Ian Culbard (que quizá os suene a algunos también por ser el co-creador de la serie Dark Ages, para Dark Horse) el resultado final es verdaderamente estupendo. El artista, realiza un trabajo magnífico aquí y su llamativo y peculiar estilo, que recuerda por momentos al de algunos filmes de animación, es perfecto para este tebeo.

Este primer volumen, que forma parte de una trilogía, se ha publicado en España en una excelente edición a cargo de Dolmen que incluye diversos extras entre los que destacan las páginas con el making of de la portada variante del número uno a cargo de David Peterson. También está el material adicional de las grapas norteamericanas e información sobre los autores y otra variant cover esta vez a cargo de Jeff Lemire. Nos encontramos pues ante un genial relato de aventuras, con toques de Sci-Fi y costumbrismo; fresco y brillantemente realizado que, además, está dotado de una enorme personalidad. Quizá, con el tiempo, se convierta en una obra del calibre de las citadas al principio de esta reseña. Toda una sorpresa este «Wild’s End» que deja al lector con muy buen sabor de boca al finalizar este volumen. Y lo mejor de todo es que esta historia no ha hecho más que empezar.