Tras recorrer el planeta con la exitosa e imponente gira del disco Powerslave y editar después un disco en directo llamado Live After Death (1985), la banda británica de heavy metal Iron Maiden decide dar una vuelta de tuerca a su sonido y sus componentes comienzan a gestar su sexto disco de estudio, el que posiblemente sea uno de los álbumes más técnicos y completos de su discografía. Finalmente, en 1986, Somewhere In Time ve finalmente la luz.

La idea, era introducir elementos nuevos pero sin perder su toque característico. Es decir, hacer evolucionar el sonido Maiden, no cambiarlo. Para ello, introducen sintetizadores por primera vez en su historia aunque no como base de las canciones, sino como apoyo a las mismas. Algunos fans se quedan estupefactos y otros alucinan con el tremendo discazo de Steve Harris y los suyos. Unos pocos no entienden la jugada de la banda, sintiendo algo de rechazo hacia el disco. Y muchos (entre los que me incluyo) simplemente piensan que Iron Maiden han sacado uno de los mejores trabajos discográficos de su dilatada carrera. Hoy os traigo la crítica de uno de mis discos favoritos de Iron Maiden: Somewhere in time.

Lo primero que llama la atención de este fantástico disco es su portada. Realizada, una vez más, por el gran Derek Riggs, en esta ocasión el artista crea un cover muy oscuro, ambientado en una temática futurista. La portada nos muestra a un «Eddie cibernético» armado con un arma y que se encuentra en una ciudad del futuro, muy decadente, con edificios de arquitectura tecnológica y luces de neón. Todo ello sumido en ambiente muy «steampunk», con naves espaciales de fondo. Como siempre, el trabajo de Riggs está a la altura de la música de Maiden.

El disco se abre con una monumental pieza de heavy metal de nombre «Caught somewhere in time«, una delicia para los oídos que arranca con una épica melodía de guitarras a la que se van añadiendo el «cabalgante» bajo de Steve Harris y la batería atronadora de Nicko McBrain que (al igual que el resto de sus compañeros de banda) están pletóricos de fuerzas a lo largo y ancho del disco. Una pieza que se va acelerando poco y te demuestra por los Maiden han llegado a ser lo que son en la historia del Heavy Metal. La voz de Bruce Dickinson te transporta rápidamente a «algún lugar en el tiempo» mientras que los cambios de ritmo constantes y los solos de guitarra del dúo Smith/Murray son sencillamente magistrales.

«Uno de los mejores discos de la banda de Steve Harris, Brice Dickinson y compañía.»

El segundo tema es «Wasted Years«. Es el tema más comercial de álbum y quizá también uno de los más más populares de la historia de Iron Maiden. Compuesto por Adrian Smith, esta canción posee un riff de guitarra soberbio y el solo de Smith es simplemente una maravilla. La melodía te atrapa desde el primer minuto y ya no puedes sacarla de tu cabeza. Un single como la copa de un pino.

A este, le sigue «Sea Of Madness«, una canción que posee el toque característico de las composiciones de Smith, destacando sobremanera el incesante y prodigioso bajo de Harris. El trabajo de las guitarras, las armonías y el solo de guitarra te dejarán alucinado en este contundente temazo que no está exento de matices progresivos.

A estas alturas del disco, ya estás absolutamente enganchado al mismo. Luego llega «Heaven Can’t Wait«. Aquí nuevamente los guitarristas están exultantes. De este tema destacaría por encima de todo, la potente voz de Dickinson (además de un estribillo pegadizo que va alternándose con grandes armonías de guitarras y varios cambios de ritmo). La parte de los coros es condenadamente épica.

«The loneliness of the long distance runner» es posiblemente el tema más flojo del disco, pero no por ello es un mal tema. Simplemente digamos que no tiene esa «garra» que exhiben los demás temas. Aún así, tiene momentos muy buenos.

Llegamos a uno de nuestros temas favoritos del álbum. Y, por qué no decirlo, de la discografía de esta gran banda británica. El tema en cuestión es «Stranger In A Strange Land» y comienza (como no podía ser de otra manera con el majestuoso bajo de Harris introduciéndonos en una melodía excepcional que deriva en un fenomenal tema que, inexplicablemente, no ha tenido la repercusión que merece entre algunos fans de la Doncella. Esto, ocurre en cierta medida con el disco en su totalidad como ya he mencionado más arriba.

"La banda al completo en una foto de archivo de la época."

El solo de guitarra de Smith en este «Stranger In A Strange Land» es simplemente apabullante, sin duda uno de los mejores momentos en la carrera de Smith como solista en Maiden. Una canción que transmite mucho sentimiento, a la que acompaña una gran letra, a cargo también de Smith que es el compositor de la canción. «Deja-Vu» es una veloz cabalgada clásica de Heavy Metal, un estupendo tema que porta el sonido clásico de Maiden como bandera.

Y llegamos al final del disco con una pieza absolutamente magistral, una lección de como componer un tema épico y mayestático donde los haya: «Alexander The Great«. Una canción de compleja estructura con una letra basada en la historia de Alejandro Magno que dura nada más y nada menos que ocho minutos y medio. Mediante una frase con esa frase atribuida al rey Filipo de Macedonia se nos presenta esta tema que se ha convertido en un tema emblemático de la banda pese a que, al igual que otras canciones de este disco, muy a menudo se ha quedado fuera del repertorio de los directos.

Martin Birch, realiza una producción excelente como es habitual en él. En este disco, Birch dota al disco de un sonido exquisito y de una gran calidad, mezclando sabiamente el uso de guitarras y sintetizadores, sin que la cosa se salga de madre y no se pierda en ningún momento «la esencia Maiden». Sobresaliente producción que, en mi opinión, es incluso superior a la de anteriores trabajos como «Piece of Mind» o «Powerslave«. Una de las mayores virtudes de este disco es que transmite muchísimo. Aparte de ser técnicamente impecable, las sensaciones que produce en el oyente son increíbles. Un disco realmente sublime.