«We did not cross the border, the border crossed us…»
(Lema de los latinos en Estados Unidos)

Una calurosa noche del 10 de octubre de 2012, en Nogales, un núcleo urbano en pleno desierto dividido por un gigantesco muro, en la frontera entre Estados Unidos y México, diez disparos por la espalda acabaron con la vida de un joven mexicano llamado José Antonio Elena Rodríguez. Así arranca el primero de los dos capítulos que componen esta desgarradora e impactante novela gráfica de Andrea Ferraris y Renato Chiocca, publicada en nuestro país por Barbara Fiore Cómics.

Dos historias que tienen como protagonista principal a un enorme muro de más de 3200 kilómetros que acaba por simbolizar la oscuridad en el alma del ser humano. Un terrible escenario de pobreza, injusticias y miserias de las que los dos autores argentinos fueron testigos y en el que pudieron comprobar in situ como junto a la violencia y el dolor también puede haber sitio para la esperanza y la humanidad. Y es que aparte de estar ante un estupendo cómic, nos encontramos también ante un reportaje gráfico en toda regla. Ferraris y Chiocca nos narran en apenas 38 páginas y con un excelente trabajo al guion y al dibujo un panorama desolador que conmueve sobre todo por ser real pero también por lo bien que está realizado.

«Una noche en la frontera», el primer capítulo de esta obra nos cuenta un terrible suceso sucedido en Nogales, Sonora. El policía de la patrulla fronteriza Lonnie Ray Swartz de Nogales, Arizona (es decir, del otro lado del muro) mató a Toñito, un joven de solo 16 años una noche en la que dos individuos intentaron saltar el muro que separa los dos países para traficar con droga. El joven se encontraba jugando a baloncesto con unos amigos sin imaginar cual sería su fatídico destino. Swartz fue el primer agente procesado por asesinato transfronterizo y, tras tres años de aplazamiento, finalmente tuvo que comparecer ante la Corte Suprema de Estados Unidos. El veredicto del tribunal, al final de este primer capítulo.

«La vida en la frontera…»

En la segunda historia, titulada «Un día en la frontera», nos trasladamos al verano de 2017. Allí, nuevamente los propios Ferraris y Chiocca nos cuentan cómo es la vida de algunas personas que se dedican a ayudar a los migrantes en el sector de Tucson, Arizona. Allí, con un clima desértico (a 42 grados de temperatura en el mejor de los casos) conocerán a los integrantes de los grupos de voluntarios los cuales, entre otras tareas como proporcionar asistencia médica y entregar provisiones a aquellos que se aventuran a cruzar el desierto, intentan además que las decenas de migrantes sin documentación que llegan cada mañana desde México y otros países de América Latina encuentren trabajo.

En este periplo, nos encontraremos con escenas sobrecogedoras como un hospital de campaña desalojado por las propias patrullas fronterizas (según se explica en el cómic, grupos de voluntarios como «No more deaths» sospechan que se trató de un intento de sabotear una misión humanitaria). También veremos como se desviven los voluntarios del grupo de «Los samaritanos» para dejar agua y comida a los migrantes (no es ilegal dejar ni bolsas ni galones pero deben ser totalmente transparentes para no levantar sospechas de tráfico de cocaína) y, a través de los ojos de los autores, conoceremos un dato revelador: el muro no solo condiciona el estilo de vida de los seres humanos de la zona sino también el comportamiento de algunas especies de la fauna local.

Estamos ante una novela gráfica estremecedora, salpicada de tristeza pero de lectura necesaria para entender que el muro cambió la vida de mucha gente y convirtió ese sector en una zona de guerra, prácticamente. Conocida en Italia como «La cicatrice» y en estados Unidos como «The Scar», no puedo más que alabar el trabajo de Andrea Ferraris (que ha pasado la mayor parte de su vida profesional en Disney) y de Renato Chiocca, porque es una pasada. Además de estar magníficamente ilustrado, en glorioso B/N y con un estilo pictórico que ayuda a meternos de lleno en ese complicado mundo, no quiero dejar de destacar tampoco la excelente labor de traducción al castellano de Carlos Gumpert. Un reportaje gráfico sobre la dura realidad que se vive en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, dos países separados por un muro que acaba por simbolizar la oscuridad del alma humana.