Mark Russell y Steve Pugh revolucionan a los míticos personajes de Hanna-Barbera y se marcan un tebeazo de aupa. El señor Varela nos da todas las claves acerca de este tebeazo...

¿Quién no conoce a Los Picapiedra? Todos recordamos la serie de animación (muy rompedora ya en su tiempo), una divertida familia de la edad de piedra, residente en la ciudad de Piedradura, que emulaba la sociedad actual, narrada desde el humor y con su dosis de crítica social. En 2016, Mark Russell y Steve Pugh nos acercan de nuevo a esta familia en una serie limitada de doce cómics, en los que actualizan la saga y la ponen al alcance de nuevos y viejos (ejem, digamos veteranos) lectores.

Mark Russell no se conforma con hacer una actualización simple con un dibujo fresco (receta esta muy común) sino que va más allá, mucho más allá. A lo largo de los doce episodios de los que se compone la maxiserie, el guionista va utilizando los “grandes temas” (comunes en las grandes series tanto en papel como en celuloide) para hablar de la amistad, el amor, el trabajo, la religión, la guerra, la ciencia, la política, el maltrato animal y obviamente la familia; todos ellos tratados con un humor ácido e irónico, algo que podemos disfrutar a lo largo de toda la serie.

Los guiones están muy bien trabajados, sin duda es el punto fuerte de esta serie. Mientras vamos conociendo los personajes y sus inquietudes, Russell también nos muestra cómo funciona el conjunto de su sociedad y el lector se va dando cuenta que esta familia de la edad de piedra no es tan diferente a la sociedad actual y los acontecimientos del tebeo se traspasan de una forma muy natural a la piel del lector. Sorprende la aparente facilidad de Russell para acertar en cada uno de los temas, tanto en situación como en diálogos, leer estos tebeos es una auténtica delicia.

Esto produce, desde las primeras páginas, una fuerte empatía hacia los personajes y sus deseos pero Russell sigue también aquí yendo un pasito más allá; ya que no solo consigue que nos interesemos por sus protagonistas, sino que en un alarde de oficio, consigue que empaticemos (y de qué manera!) con los animales que pueblan Piedradura. Recordarán los que vieron la serie de animación, que era muy común el uso de diferentes especies animales a modo de herramientas o útiles, una vez más emulando la sociedad moderna: un loro a modo de contestador automático, una moto-cabra como cortacésped, un armadillo como bola de bolos, etcétera. Con estos “personajes” el guionista pone encima de la mesa el maltrato animal y apuntando al corazón, nos ofrece momentos memorables, de una “humanidad” arrolladora y que te dan un pellizquito en lo más profundo. Esto sucede, sobre todo, con dos maravillosos personajes: ‘Aspiradora’ y ‘Bola de bolos’.

Algo en lo que creo que hay que hacer especial hincapié es lo bien que funcionan los diálogos, para mí una de las claves para creerte a un personaje y que funcione la historia. No quiero citar ninguno sin dejarme otro más ocurrente, pero sin duda el lector que se aproxime va a disfrutar de buenas frases y mejores réplicas.

En la parte gráfica podemos disfrutar del arte de Steve Pugh que si bien, como decía antes, no es el punto fuerte de la serie, cumple sobradamente y hace un buen trabajo. Creo acertada la elección de un dibujante más “realista” y no cercano al cartoon, pienso que eso refuerza el espíritu de la serie (distanciándolo de la serie de animación en aspecto), que aunque es en tono de comedia, hay momentos que te dejan una sonrisa congelada.

La edición de esta obra en España nos la trae ECC Ediciones con un tomo integral que recopila la serie completa, incluye portadas variantes y los diseños de personajes. Hay que mencionar que el formato elegido ha dividido la opinión de los aficionados por tratarse de un tomo de tamaño reducido respecto a la edición original. Podremos estar de acuerdo o no en la idoneidad de esta edición, pero mi recomendación personal es que nadie deje pasar este tebeo por un detalle como ese.

Como nota adicional, esta misma semana el tomo integral de Los Picapiedra ha sido incluido en la elección de los imprescindibles del 2º semestre de 2018 que realiza la ACD (Asociación de Críticos y Divulgadores de España). En definitiva, un tebeo que no solo reseño, sino que recomiendo encarecidamente. Un tomo que acabé de leer con una sonrisa en los labios y exclamando: Yabba dabba doo!

Artículo escrito por José Manuel Varela