El universo creado por Jeff Lemire sigue dando alegrías a los aficionados a los cómics y en esta ocasión, de la mano de Astiberri Ediciones, nos llega el primer spin off de una de las mejores series regulares de cómics de los últimos tiempos: Black Hammer. En este artículo, el señor David Redondo nos contó por qué no deberíais perderos esta genial obra y hablamos largo y tendido de los personajes que el guionista canadiense se ha sacado de la chistera y con los que homenajea las historias clásicas de superhéroes al tiempo que «deconstruye» un género con una maestría propia de unos pocos elegidos. Pero hoy, como digo, toca hablar de «Sherlock Frankenstein y la legión del mal«; un tomo de reciente publicación en nuestro país que viene a enriquecer el trasfondo y las historias mostradas por Lemire en la serie principal y para el cual no se podía haber escogido un mejor dibujante. Hablamos de nuestro compatriota, David Rubín, uno de los más talentosos historietistas que ha dado nuestro país en los últimos tiempos y que, una vez más, está magnífico aquí encargándose del apartado artístico.

En esta ocasión, nuevamente vamos a encontrar multitud de guiños a los tebeos clásicos de superhéroes y a mitos literarios por parte de Lemire, que construye una trama sin complicaciones ni excesos pero sumamente adictiva (gracias en parte al dominio que posee desarrollando personajes). La historia, muy entretenida, tiene como protagonista a Lucy Weber, la hija del superhéroe Martillo Negro (desaparecido en el famoso incidente con el «Anti-Dios» y al cual se le cree muerto) que está decidida a encontrar a su progenitor a cualquier coste. Aunque ello implique adentrarse en terrenos pantanosos y peligrosos como la mente de varios supervillanos encerrados en el inquietante «Asilo para Supercriminales Dementes de Spiral City» (no hace falta explicarlo, ¿verdad?).

Usando sus dotes como periodista, hará todo lo imposible para hallar las respuestas al misterio que le atormenta desde su infancia y puede que sólo una de las mentes criminales más brillantes del planeta sea capaz de arrojar luz sobre la desaparición de uno de los mayores héroes de la ciudad. A partir de ese momento, y con la inestimable ayuda de James Robinson (A.K.A. Doctor Star) el éxito de la misión de Lucy dependerá de que encuentre el paradero del infame Sherlock Frankenstein con la esperanza de que ello resuelva de una vez por todas el misterio que la ha obsesionado desde siempre. Pero ello no va a ser tarea fácil.

El cómic engancha al lector desde el primer momento, que desea saber más sobre el pasado de los defensores de Spiral City y sus enemigos, muchos de ellos presos en este perturbadora institución. Otros, en cambio, están en libertad pero retirados y viviendo una vida complicada, cuanto menos. Ello nos lleva a uno de los mejores capítulos de esta serie titulado «La llamada de Cthu-Lou», en el que conoceremos la extravagante historia de Louis Kaminski y cómo acaba convirtiéndose en… Bueno, mejor que lo descubráis por vosotros mismos, ya que no tiene desperdicio alguno. Aquí además nos encontramos a un David Rubín excepcional también en el diseño de personajes.

Y es que el verdadero punto fuerte del cómic es sin duda el arte de Rubín, encargado aquí de las labores de dibujo y color. Poco se puede decir que no se haya dicho a estas alturas del trabajo del de Orense. Es realmente bueno narrando con el dibujo, introduciendo detalles en todas las viñetas y pensando en todo momento en que la transición de viñetas guie al lector a través de la historia. Si a ello le sumas un trazo llamativo y su inconfundible estilo, deudor de maestros del noveno arte como Pope o Miller, tienes como resultado a uno de los mejores creadores de cómics del momento. Aquí además raya a un grandísimo nivel, como ya pasó en la fantástica e imprescindible «Ether, la muerte de la última llama dorada.

Muchas son las virtudes de este «Sherlock Frankenstein y la legión del mal«, como veis. Un tomo que se antoja imprescindible para fans de los artistas implicados y, sobre todo, de la maravillosa Black Hammer. Lemire es un guionista increíble, que por méritos propios se ha colocado en la cima de los grandes nombres de la industria en los últimos años. En esta serie de cuatro números editada en tomo por Astiberri para su colección «Sillón Orejero» (en el cual se ha incluido muy acertadamente el número 12 de la serie madre) el guionista sigue expandiendo uno de los universos comiqueros más interesantes que podéis encontrar en el panorama actual con un tremendo acierto. Además, la labor de Rubín aquí, uno de nuestros artistas más internacionales es para enmarcar. Un spin off divertido, con una atmósfera cautivadora y con personajes alucinantes que sin duda hará las delicias de todo buen fan de los cómics.