Una de las mejores etapas de Hulka (She-Hulk, en el original) junto con la del excelso John Byrne, es sin duda esta que nos ocupa, guionizada por Dan Slott. El guionista, que hasta hace bien poquito ha sido el “arquitecto” (parece que últimamente está de moda la dichosa palabreja) de las últimas andanzas del trepamuros de Marvel, vuelve a estar en el primer plano de la actualidad al confirmarse que, además de guionizar al invencible Iron Man, será él quien rija los destinos de la primera familia en su retorno editorial este próximo verano.
En 2004, Dan Slott forma equipo con los dibujantes Juan Bobillo y Paul Pelletier para entregarnos una de las mejores etapas del personaje que hemos podido disfrutar en las páginas de los cómics de Marvel. Publicado en su día en unos tomitos en rústica que recogían el cruce con Civil War y llegaban hasta otros eventos como Invasión Secreta (ya con otros autores como Peter David), Panini Comics decide recuperar ahora el tercer volumen de la colección de Hulka en su formato Marvel Collection por lo que muchos lectores tienen de nuevo una gran oportunidad de hacerse con ella, ahora en tapa dura y por un precio más o menos razonable.

Pero vayamos a lo que realmente importa: el tebeo (esta palabra sí que debería ponerse de moda). En esta etapa, Slott se muestra como lo que realmente es: un guionista de cómics excepcional. Pese a que a muchos les cueste reconocerlo en ocasiones. El escritor nos muestra aquí (sirviéndose la mayor parte de las veces de recursos como pueden ser el humor o el mismo meta-lenguaje de los cómics, entre otros) que ser una heroína forzuda de piel verde, miembro de Los Vengadores y abogada de éxito (deportivo despampanante incluido) quizá no es tan cool como parece. Que a veces es necesario que, allí donde Hulka no puede actuar, (porque la sociedad norteamericana tiene su propia idiosincrasia, principalmente) quizá deba ser Jennifer Walters la que exhiba sus armas para superar los obstáculos que le salen al paso diariamente. Debe ser ella, y no su alter ego de color esmeralda ya que ahí está la clave para el triunfo. Y no sólo se trata de ganar batalla legales en los juzgados sino también de madurar y lograr victorias a nivel personal, como individuo y mujer soltera en este caso.
Slott se centra en las dudas e inquietudes del personaje y nos regala una etapa excelente, maravillosamente ilustrada por el dibujante Juan Bobillo (con el que empasta de manera fenomenal) poseedor de un particular estilo alejado de convencionalismos en el género y también por un eficaz Paul Pelletier en varios arcos, el cual no oculta su devoción por el maestro Alan Davis (una de sus máximas influencias). Si a todo ello le sumamos las acertadas tintas de Marcelo Sosa y el color de Chris Chuckry (entre otros), el resultado final son algunas de las historias más entretenidas del personaje que jamás se hayan visto.

En este volumen de las andanzas de la primísima de Banner, veremos a nuestra verde heroína a caballo entre juicios en los que intervienen pesos pesados de Marvel como Spider-Man (al cual el guionista conoce bastante bien) o La Cosa, y casos de naturaleza superheroica en bufetes de abogados muy particulares, amén de disfrutar de aventuras alocadas que van desde una fuga de supervillanos aderezada con Partículas Pym hasta un enfrentamiento brutal con Titania en pleno corazón de Manhattan, pasando por combates de boxeo intergalácticos con destacados personajes cósmicos como invitados a la fiesta.
Los guiños a la mejor etapa del personaje están aquí, con múltiples referencias a los cómics de Byrne (hay algunas páginas en las que se evoca claramente a la que, en mi opinión, es la mejor etapa de Hulka) y veremos cómo también adquieren protagonismo secundarios como Zurda (con quien forma una curiosa pareja cómica), Doc Samson, Hércules (impagables los momentos en los que aparece el Príncipe del Poder), el coronel Jameson o el bonachón de Augustus Pugliese, con los que la protagonista mantiene siempre una curiosa relación que da lugar a divertidas situaciones. La historias que aquí encontraremos, nos muestran como Jennifer Walters va superando dificultades y afianzando amistades; al tiempo que recupera su estatus como vengadora tras una época algo difícil para ella. Slott, consciente de el potencial que hay en el personaje al respecto, saca aquí el máximo rendimiento posible.
En resumidas cuentas, una oportunidad única de hacerse con estos formidables doce números en un sólo tomo, en un formato que era necesario para esta obra y que estoy seguro que va a seguir dando alegrías a los aficionados en el futuro. De agencias espacio-temporales, vaqueros con dos pistolas y otras historias, hablaremos más adelante, si toca. Para terminar, un par de reflexiones respecto a Hulka: Primero, recordar lo astuto que fue Stan Lee (una vez más) al asegurarse de que Hulk tuviese su contrapartida femenina para evitar así que otras compañías le robasen la idea. Lo que quizá no imaginaba es que, con el tiempo (y gracias a autores como el maestro Byrne o el propio Slott), íbamos a tener uno de los mejores personajes femeninos dentro de La Casa De La Ideas. Y por último: ¿Se atreverá Dan Slott a reunirla de nuevo con la primera familia en su inminente próxima colección? Puedes estar seguro de que estando Slott de por medio, cualquier cosa es posible en un cómic de Marvel. Nosotros, por nuestra parte, esperamos que así sea.