Hablar de Karnak es hablar de uno de esos personajes de Marvel tan interesantes como desconocidos para el gran público. Es muy probable, que sólo los true believers conocen (y adoran) a este inhumano cuya increíble habilidad es la descubrir cualquier falla o debilidad, tanto en las personas como en los objetos, y usarla en su beneficio (ya sea como arma o para desestabilizar estructuras). Aunque quizá eso cambie un poco ahora, gracias a este 100% Marvel con solapas que edita Panini Comics en España.

Guionizado por el sin par Warren Ellis (Transmetropolitan, The Authority, Supergod) y con dibujos de Gerardo Zaffino (Winterworld, Max Mad: Fury Road) primero y Roland Boschi (Ghost Rider, Hail Hydra) en la mayor parte de la miniserie, estamos ante un nuevo y peculiar acercamiento al mundo de esta raza de poderosos seres del universo Marvel vinculada a los Kree, ya que fueron estos los que los crearon hace millones de años mediante experimentación con la raza humana.

Cierto es que en los últimos tiempos han alcanzado más popularidad que nunca pero ya desde su creación en los años sesenta, de la mano de Stan Lee & Jack Kirby, la familia real inhumana ha estado siempre presente en el devenir del Universo Marvel; teniendo cada personaje más o menos su importancia según el momento de la compañía y sus colecciones. Si Rayo Negro encarna el lado regio y majestuoso de Los Inhumanos, en Karnak están presentes características como la meditación, las artes marciales, la sabiduría y, por qué no decirlo, cierto halo de misticismo.

La historia arranca con el agente Coulson de S.H.I.E.L.D. embarcado en la búsqueda de un supuesto inhumano que podría poner en peligro a toda la humanidad. Para ello, necesita la ayuda del poderoso monje inhumano conocido como Karnak. Éste, que como maestro de su orden se encuentra recluido en la extraña Torre Del Saber con sus alumnos, acepta abandonar su retiro para ayudar a rescatar al misterioso nuevo inhumano, que parece haber sido secuestrado con fines oscuros. El guionista británico nos adentra de este modo en una aventura con tintes conspiranoicos que mezcla además habilmente elementos como la ciencia-ficción y la magia con el «pijameo».

El principal problema del cómic es que, pese al planteamiento inicial de Ellis (que es bastante interesante por cierto), la historia va perdiendo fuelle número a número y además, Zaffino; el cual está realmente cumplidor sobre todo en los momentos de acción (aunque un pelín alejado del nivel de sus mejores trabajos) abandona tras el segundo número (para el que recibe el apoyo de Antonio Fuso) y el cambio de dibujante le pesa bastante al conjunto. A partir del tercer número, con la inclusión de Roland Boschi a los lápices el cómic se resiente un poquito. Aunque en su favor hay que decir que al igual que su predecesor en el puesto, también realiza un buen trabajo. Muy destacable también la labor del colorista Dan Brown que aporta un gran valor a la obra, gracias a su buen hacer.

Estamos ante un tomo que, a pesar de su calidad, deja al lector con la sensación de que la historia podría haber estado algo mejor estructurada y al final tampoco es que tenga mucha trascendencia. Warren Ellis plantea una trama que, pese a estar incluida dentro del Universo Marvel (y perfectamente integrada con las vicisitudes de los personajes que aparecen) por momentos parece más cercana a otras temáticas que al propio género de superhéroes. Esto, en realidad, no es raro en Ellis, pues suele hacerlo con frecuencia a la hora de acercarse a los protagonistas de los tebeos de gente con poderes y mallas. Así, conoceremos también algunos secretos de Karnak mientras avanza en su (cada vez más) peligrosa misión.

También hay que decir que personajes como Phil Coulson no tienen atractivo suficiente para enganchar al lector y una vez más el popular agente (que viene del universo cinemático, no lo olvidemos) queda relegado al papel recurrente de secundario insulso que poco tiene que añadir al resultado final. En resumidas cuentas, un tomo que, sin ser malo para nada, decepciona un poquito ya que no está a la altura de lo que esperamos de sus grandes autores ni del genial sacerdote inhumano. Pese a todo, nos deja detalles interesantes que, lejos de justificar la compra, al menos garantizan una lectura amena y con buenos momentos.