Nueva York. En la actualidad.
Tras su enfrentamiento con Thanos, Estela Plateada acude a la Tierra para informar de lo sucedido al grupo de superhéroes conocido como Los 4 Fantásticos. Cuando llega al edificio Baxter se da cuenta de que algo va mal… El edificio se encuentra sellado y vacío. La ciudad parece diferente. El panorama es desolador, frío… ¿Dónde están los habitantes de esta gran urbe? Su conciencia cósmica no percibe ningún cambio, pese a que es evidente que algo terrible ha sucedido. De pronto, se da cuenta de que cerca hay una presencia que conoce sobradamente.
-«¡Stephen Strange!» – Exclama aliviado al reconocer a su querido Doctor Extraño – «¿Por qué no te percibí antes?»
-«Saludos, amigo mío. Perdona que me presente ante ti en mi forma astral pues algo ha sucedido y no puedo regresar a mi yo físico» – Dijo Strange.
-«¿Qué ha pasado?» – Preguntó Estela.
-«Básicamente, es como si no estuviesemos aquí, Norrin. En la Tierra, me refiero. No hay nadie en el Planeta… Salvo tú, claro. Me pregunto cómo es posible…» – Le dijo el Doctor Extraño.
De pronto, una figura poderosa hizo acto de presencia y exclamó con autoridad:
-«Quizá es porque el siervo de Galactus tiene una mitad del Orbe en su poder.»
-«¡Por las bandas carmesí del Cyttorak! ¡Eres tú…!» – Gritó Extraño.
Con sus aires de superioridad, el altivo personaje habló de nuevo:
-«Saludos, héroes. En Dwi Gast, se presenta ante vosotros.»
-«Te conozco, pero con otro nombre…» – Dijo Estela.
-«Muchos me conocen como el Gran Maestro, es cierto. Pero lo importante es que por fortuna para la raza humana, he llegado a tiempo.» – Le contestó el ser primigenio conocido como el Gran Maestro.
-«¿Podrías explicarnos que ha sucedido, En Dwi Gast?» – Preguntó Extraño.
-«Para empezar, no tardarás en volver a tu forma física.» – Le contestó el Gran Maestro – Todos los habitantes de la Tierra están a salvo, en animación suspendida dentro de una esfera simiótica que he creado para ello. Pero no nos queda mucho tiempo. Thanos, el titán loco, ha abrazado su más oscuro deseo. Está cautivo de La Muerte. Y está tiene el poder de la mitad del Orbe de La Vida. Por eso el planeta entero ha sufrido un cataclismo y ahora es territorio de la Señora Oscura.
-«¿Y cómo podemos solucionar esto?» – Preguntó Estela.
-«Ah, veo que tu tiempo con los humanos ha cambiado partes de ti, heraldo…» – Hablo En Dwi Gast. – «La única manera de arreglar las cosas es… jugando».
-«¿Bromeas? ¿Es que no ves la situación en la que nos hallamos?» – Vociferó Estela, visiblemente nervioso.
-«Quizá se te olvida que aparte de ser uno de los primigenios del universo, domino los juegos de azar de incontables civilizaciones, heraldo.» – Dijo En Dwi Gast. -«La Muerte, es un ser primigenio al igual que yo y no es la primera vez que nos hemos jugado el destino de otros en singulares competiciones.»
-«¿Dices que quieres usarnos y salvarnos al mismo tiempo, Gran Maestro?» – Preguntó Extraño.
-«Puedes llamarlo como desees pero la situación es la siguiente: con la segunda mitad del Orbe de La Vida en mi poder podría proponerle a La Muerte un juego. La apuesta, elevada. El premio: El poder completo del orbe. Conociéndola como la conozco, no podrá resistirse… de nuevo.» – Contestó En Dwi Gast.
-«Recuerdo que ya pasamos por esto una vez, Gran Maestro… Y no salió demasiado bien para tí…» – Replicó Estela. – «¿Qué sacas tú con todo esto.»
-«Esta vez es diferente. Algo pasó durante la explosión en la nave de Thanos y las fronteras cósmicas del multiverso se quebraron.» – Explicó En Dwi Gast. – «El poder de La Muerte ha aumentado y las leyes fundamentales corren serio peligro. Si todo el multiverso es destruído ni yo mismo podría prever las consecuencias.
-«Estela, algo sucede… Mi forma astral se desvanece… No podré permanecer mucho más!» – Gritó nervioso el Doctor Extraño.
-«Esta bien, En Dwi Gast. Te entrego la mitad del Orbe de La Vida.» – Dijo Estela depositando el artefacto en las manos del Gran Maestro. – «Haz lo que debas, pero hazlo rápido… ¡Casi no percibo ya al Doctor Extraño!
-«Perfecto, ya empiezan a girar las ruedas de los mecanismos del cosmos… Estela, prepárate para el viaje. Tu conciencia se unirá prontó al resto de elegidos para los combates.» – Dijo En Dwi Gast.
-«¿Combates? ¿Pero qué d…?» – Estela Plateada no pudo acabar la frase, al ser teletransportado al nexo de realidades por el Gran Maestro. Este, sonrió y se frotó las manos ante la emoción del juego que se presentaba ante sí. Tras un haz de luz, apareció La Muerte y ambos, portando las mitades del Orbe dorado de La Vida, iniciaron el juego. Un juego, en el que los héroes más poderosos del multiverso serían meros peones.
Prólogo…
Gotham City. De madrugada…
Dos imponentes figuras se baten en un encarnizado duelo en los muelles. Uno de ellos ni siquiera habla. Estudia cada movimiento de su oponente, cada golpe, cada bloqueo. De día, se dedica a ganar dinero con sus empresas y a malgastarlo como parte de su tapadera. De noche, viste de negro y los malhechores no le reconocerían bajo su máscara de murciélago. Bruce Wayne ha pasado la mayor parte de su vida entrenándose para derrotar a adversario como este. Su traje y sus gadgets deberían darle algo de ventaja pero este enemigo es diferente.
En su mundo natal, en su Mega City-1, los criminales le temen. Él es la ley. La única y verdadera ley. Pero además es juez, jurado y verdugo. En otra realidad quizá hubiesen sido amigos, piensa. Duda por unos segundos y una patada de savate del caballero oscuro impacta en sus costillas. Esos segundos de duda, le duelen más que el golpe en sí. Está furioso y ahora su pistola dictará sentencia. Sin duda, la Guerra de Universos… ha comenzado.
¿Continuará?
*Estela Plateada, Thanos, Los 4 Fantásticos, Doctor Extraño y En Dwi Gast, son propiedad de Marvel Comics. **Batman es propiedad de DC Comics. ***Juez Dredd es propiedad de 2000 AD.