Si hay una obra considerada por la mayoría de fans de Miller como «fundamental» y cumbre en su carrera, probablemente esa sería «The Dark Knight Returns» (El regreso del Señor Oscuro o El regreso del Caballero oscuro, como se la conoció en nuestro país en las diferentes ediciones publicadas). Un trabajo realizado para DC Comics que para muchos es un cómic insuperable en el que, acompañado de sus inseparables Lynn Varley y Klaus Janson, redefinió al Detective Nocturno, llevándolo de nuevo a la cúspide del mundo superheroico.
Aunque es cierto que hay un amplio sector de fans que consideran que «Born Again» (con David Mazzuchelli en el dibujo) es el mejor cómic de superhéroes de todos los tiempos, para muchos otros (y como artista completo) es en «El regreso del señor de la noche» donde el genio norteamericano alcanzó su mayor pico de calidad dentro del género del «pijameo». La cuestión es que la mayoría de fans del maestro veneran esta magna obra en la que un Batman, ya entrado en años, vuelve a impartir justicia en Gotham City tras haber estado retirado de esa vida durante mucho tiempo.
A raíz de la noticia de una nueva entrega de esta obra, surgió en las redes sociales una especie de movimiento que podría denominarse «anti-miller», sobre todo una vez que empezaron a circular por la red unas ilustraciones del maestro en las que, con su particular estilo, interpretaba a la santísima trinidad de La Distinguida Competencia. Dichos dibujos, curiosos cuanto menos, no dejaron indiferente a nadie y fueron objeto de burla por algunos aficionados al cómic. Al mismo tiempo, los defensores del artista, no le dejaron abandonado y continuaron teniendo confianza en él y discutiendo en prácticamente cualquier foro en el que se le atacaba. A día de hoy, la disputa aún perdura y mucho me temo que lo seguirá haciendo durante muchos años. Es lo que tienen los genios, que siempre logran este tipo de impacto.
Tras una segunda entrega (El contraataque del Caballero Oscuro) que baja el nivel de la primera aunque contiene cosas muy interesantes (a día de hoy aún es vilipendiada por algunos lectores que incluso afirman que la detestan) llega ahora «Caballero Oscuro: La Raza Superior«, el tercer volumen editado por ECC Ediciones este año con multitud de portadas alternativas a cargo de diversos artistas en formato grapa normal y grapa en cartoné (a 7,95 pavetes, amigos) y en mitad de la polémica surgida con la presencia del autor en la última edición del Salón de Cómic de Barcelona que dio lugar a lo que se conoció popularmente en Twitter como «el frankmillerazo».
El cómic en sí no está nada mal, en mi opinión. Miller (el cual a mí personalmente me gusta más en su faceta de guionista que cuando coge los lápices) se hace acompañar aquí en el guion de un gran guionista como es Brian Azzarello (Joker, Luthor, 100 Balas) y, en el dibujo, de todo un clásico del género como es Andy Kubert (podría citar algunas obras pero quedaos con que su apellido es historia del cómic norteamericano). Se nota mucho la implicación de ambos en esta obra (al tiempo que escribo estas líneas está a punto de ver la luz la segunda grapa de este tercer volumen) y la verdad es que el cómic lo agradece.
Vuelve Klaus Janson a las tintas y el color es de Brad Anderson (lo siento, fans de Lynn Varley). La trama del primer número de «La raza superior» (muy bien narrada, por cierto) comienza muy fuerte, mostrándonos varios frentes abiertos como lo que ocurre en Gotham con el retorno de la leyenda del murciélago tras su desaparición tras la guerra de Luthor y el papel de las autoridades en todo esto. También, nos cuenta qué ha pasado con Superman y, quizá lo que plantea más interrogantes, la parte en la que Diana (es decir, Wonder Woman) supera una serie de situaciones con un bebé a cuestas.
También se incluye un pequeño epílogo (por llamarlo de alguna manera) del cual se encarga de dibujar el propio Frank Miller, con la figura de El Átomo como protagonista en la que hay implicada también una parte importante de la cultura de Krypton. En definitiva, este primer número nos deja un trabajo más que digno de los autores implicados y que, en teoría, debería gustar a los fans de la obra y de Batman en general. Recomendable y ya veremos cómo se va desarrollando esta interesante propuesta.
Hablar de Frank Miller siempre es complicado, porque despierta filias y fobias a partes iguales. El autor de obras tan personales como «300», «Sin City» o la inexplicablemente cuasi-olvidada «Hard Boiled» (magnífico trabajo de los años noventa con Geof Darrow desplegando su alucinante arte en cada viñeta) es, indudablemente, un peso pesado del noveno arte y, pese haber sufrido mucho por culpa de una maldita enfermedad que le ha deteriorado físicamente y, según los expertos, ha mermado sus capacidades como dibujante; con esta tercera entrega de lo que se conoce popularmente como «The Dark Knight» y ayudado por otros dos brillantes autores, sigue demostrando que aún no ha sido vencido (ni muchísimo menos), que aún tiene unos cuantos moldes que romper en esto de los cómics y, sobre todo, tapar muchas bocas y dar algunas lecciones. Frank, no nos dejes nunca. Si lo haces, incluso aquellos que te critican te van a echar mucho de menos.