Los ya populares crossovers (o cruces entre personajes y equipos de diferentes editoriales e incluso de la misma, como es el caso del cómic que hoy nos ocupa) son una de las cosas que más gustan al fanático comiquero. En este tipo de narraciones, en ocasiones encontramos combates a muerte y luego cambios de bando y en otras simplemente los enmascarados se unen desde el principio para derrotar a un enemigo común (o a varios, dependiendo del nivel de amenaza y complejidad que los guionistas, dibujantes y editores pretendan reflejar en la historia). «JLA/JSA – Pecados y Virtudes«, es una estupenda obra del noveno arte que tiene algo de eso… y mucho más.
Posee una trama bien estructurada, un elenco de personajes excepcional y, lo más importante: un equipo creativo de garantías. El popular David S. Goyer (Da Vinci’s Demons, Blade, Batman V Superman: El Amanecer de la Justicia) y el legendario Geoff Johns, responsable de algunas de las mejores obras de la editorial norteamericana DC Comics, unen esfuerzos para contar una formidable historia protagonizada por los dos equipos de «meta-humanos» más importantes de dicha compañía. En el apartado gráfico tenemos a uno de nuestros mejores artistas: el andaluz Carlos Pacheco, enorme dibujante y guionista, buque insignia de toda esa armada de españoles que han triunfando (y lo siguen haciendo) en los Estados Unidos.
A estas alturas, creo que ni la JSA ni la JLA necesitan presentación. La primera, es el grupo de superhéroes que lo empezó todo. Los que inspiraron a otros grupos de héroes (son el ejemplo de la propia JLA, tal y como a través del propio Superman revelan los autores al principio del cómic) y los que allanaron el camino para que llegaran a convertirse en lo que son hoy día. La Liga de la justicia es sin duda la formación de seres superpoderosos más importante de DC Comics desde sus inicios. Y varios de sus integrantes son tan famosos que incluso son reconocidos como iconos de la cultura popular.
La historia comienza con una reunión de integrantes de estas dos legendarias formaciones en La Atalaya, con el propósito de impulsar una colaboración más estrecha entre estos equipos de defensores del bien. Este , que se presumía tranquila y amena, se interrumpe de manera abrupta cuando el Dr. Bedlam (un emisario de Apokolips) irrumpe en una conferencia mundial contra el hambre en Tanzania en la que está presente el presidente Lex Luthor y Vixen (en el pasado miembro de la JLA), atacando a los presentes con violencia. Todo se resuelve con facilidad gracias a Superman y el resto de superhéroes que acuden raudos al escenario del acto vandálico. Una vez regresan, el Detective Marciano comenta que algo extraño le ha sucedido durante la pelea con Bedlam, ya que su poder telepático no funcionaba correctamente. Lo que empieza como una conversación normal y corriente, desemboca en una batalla campal entre los dos grupos de meta-humanos y algunos de nuestros héroes comienzan a actuar de manera impropia en ellos.
La cosa empeora cuando varios de los héroes desaparecen y los que han perdido la cordura están totalmente fuera de control. Todo parece indicar que alguien con un poder terrible está jugando a un juego muy peligroso. Pero, ¿con qué oscuros fines? El uso de elementos relacionados con Billy Batson y la familia Marvel proporciona un toque muy interesante a la trama (lleno de épica, por momentos) a la que debemos sumar la intervención de la magia del Dr. Fate y su «nexo de las realidades», escenarios como «El Limbo» y sus criaturas o las referencias al Ragnarok y otras creencias religiosas que incluyen conceptos tales como los pecados o las posesiones.
Las imágenes icónicas que plasma Pacheco con su buen hacer se quedan en la retina del lector irremediablemente (especialmente aquellas que involucran a leyendas como Batman, Luthor o Superman) y la representación de los sietes pecados capitales dentro de un rol superheroico, aunque pueda parecer un tema manido, funciona a las mil maravillas. Finalmente, la aparición en escena del ideólogo de este tinglado y la letal figura con la que ha firmado un singular pacto, desembocará en el desenlace de esta fenomenal obra con sabor a esas clásicas historias de superhéroes de siempre que, a pesar de poseer los típicos vicios de éstas, está muy bien hecha (y lo que está bien hecho suele resistir el paso del tiempo estupendamente) y hará las delicias de los fans de un género que, pese a todo, sigue copando las listas de ventas del mercado norteamericano.
La narrativa gráfica es realmente formidable, llena de dinamismo. Carlos Pacheco está inconmensurable prácticamente en cada viñeta, mostrándonos a unos personajes más humanos, no tan rígidos y planos como en otras historias de superhéroes de la editorial y sabiendo además jugar en todo momento con la amplia variedad de personajes que aparecen en el cómic y con sus características personales (no sólo con sus poderes o habilidades específicas). Y que no se me olvide mencionar la excelente labor en este tomo de Jesús Merino, posiblemente el mejor entintador que haya tenido jamás el sanroqueño.
En resumidas cuentas, uno de los mejores cómics de «La Distinguida Competencia» que podéis leer y, además, uno de mis favoritos junto con «Crisis de Identidad«, «Los Últimos Días de la SJA», «Superman: Hijo Rojo» o la fantástica etapa de Mike Grell en Green Arrow (por citar sólo algunos, que no sólo de Marvel vive este heraldo). En mi opinión, «Pecados y Virtudes» es un cómic ideal para que muchos de aquellos lectores recelosos se animen al fin a adentrarse en un universo que, aunque últimamente no está pasando por un gran momento de forma, atesora grandes obras maestras que deberían estar en la colección de todo buen amante del género.