Tras un más que destacable paso por las Secret Wars de Marvel, ya tocaba que Logan, o mejor dicho: el viejo Logan (Old Man Logan en su título original) hiciese su aparición estelar en el Nuevo Universo Marvel.
Los encargados de presentarnos una etapa un tanto confusa del primer volumen fueron el artista italiano Andrea Sorrentino (que continúa siendo el encargado de los lápices y la tinta en el segundo volumen) y un siempre controvertido Brian Michael Bendis que esta vez tampoco quedó exento de críticas negativas ya que, según algunos lectores, no aprovechó como debía la travesía de este excelente personaje por el macro-crossover de La Casa de Las Ideas.
Bien, pues podéis quedaros tranquilos ya que el timón de la nave ha sido confiado a Jeff Lemire (Trillium, Animal Man, La Cosa del Pantano, Green Arrow) y el resultado, como veremos a continuación, no puede ser más esperanzador para la serie.
La historia original de Millar y McNiven es explorada por Lemire a modo de flashbacks, permitiendo a los fans saber más acerca del pasado de este personaje, sobre su complejidad y del por qué de sus actos. También conoceremos además algunos aspectos de la relación con Scotty (su hijo) y, sobre todo, de la complicada convivencia con «Los Hulks» y demás escoria que habita en ese árido mundo el cual nos presentaron esos dos grandes autores.
Pero lo más importante de todo es que Logan (aunque sea «el viejo») ha aparecido en el universo Marvel post-Secret Wars y, a partir de un determinado momento, su camino va a estar ligado a La Patrulla-X irremediablemente; lo cual deja una sensaciones inmejorables.
Con solo un primer número, Lemire y Sorrentino (apoyados en el color por un magnífico Marcelo Maiolo que realiza un trabajo excelente en todas y cada una de las páginas) nos dejan buen sabor de boca desde el minuto hasta el final, con una narrativa fluida y propia de una historia de estas características. Además, el título del cómic («Berseker») es toda una declaración de intenciones ya que devuelve al lector todo aquello que el fan del personaje estaba esperando ver y que Bendis (por las razones que fueran) no quiso o no pudo introducir (en su defensa hay que añadir que es cierto que igual no era el momento para ello). Nos encontraremos pues con un «viejo Logan» muy parecido al de la obra original, pero desorientado y confuso, pues no sabe cómo ha llegado hasta ahí. Lo que sí sabe es que ahora tiene una oportunidad de hacer bien las cosas… Y no va a desaprovecharla.
Ya me extrañaba a mí que no utilizaran al personaje de la obra de Millar en La Casa de Las Ideas (mucho han tardado, en mi opinión) y las Secret Wars han servido como excusa perfecta para traer al mutante atormentado de las garras de adamantium al primer plano de la actualidad. La guinda del pastel es contar de nuevo con el maravilloso arte del genial Andrea Sorrentino (que cada vez está mejor, es una cosa espectacular lo de este señor) y un siempre inspirado y talentoso Jeff Lemire para ahondar en los recuerdos de Logan y narrar su nuevo periplo en un nuevo mundo que parece surgir ocho meses después de lo acontecido en Mundo de Batalla. Ojalá dure mucho este equipo creativo (se entienden a la perfección estos dos) ya que podemos afirmar sin tapujos que el legado del cómic original está en buenas manos.
Y para acabar, qué mejor homenaje que este. Simplemente impresionante.