Uno de los cambios más importantes (y llamativos) en la «Nueva y Diferente Casa de Las Ideas» se produce en una de sus cabeceras emblemáticas y, por ende, en uno de sus personajes más legendarios: Wolverine. Como ya deberíais saber (si sois asiduos a esta página es por algo) el personaje (conocido aquí como Lobezno) falleció antes de «el evento más importante de la historia de Marvel» (según la propia compañía) y en el actual universo «post-secret wars» (creaciones alternativas de Mark Millar aparte) sigue bien muerto y enterrado.
La cosa es que, tras el pifostio que se organizó tras las Secret Wars, tenemos una versión del legendario personaje de La Patrulla-X. De nuevo Marvel altera de manera significativa a uno de sus iconos más queridos y ahora es la joven y letal Laura Kinney (nombre en clave: X-23) quien recoge el testigo de Logan, su amigo y mentor y se transforma en «Lobezna» (traje amarillo y azul incluido). ¿Quién podría imaginar que este clon femenino de Lobezno nacida en una serie animada de televisión alcanzaría semejante estatus algún día?
Para empezar, hablemos del personaje. X-23 el cual fue creado en 2003 por el productor, guionista y escritor Craig Kyle para la serie de TV «X-Men Evolution» (fenomenal serie de animación, por cierto) que junto a Chris Yost (su amigo y colaborador habitual) escribieron un estupendo capítulo en el que Logan descubre que hay una trama orquestada para reproducir de nuevo el famoso programa «Arma X«. Tras muchos fracasos, por fin se logra crear un nuevo Lobezno. ¿Cómo? Pues nada más y nada menos que tirando de ingeniería genética y clonación. Así nace el sujeto X-23, una versión femenina y adolescente de Lobezno que posee prácticamente todos sus poderes y además también cuenta con las garras retráctiles de adamantium. A mí personalmente me parece el mejor episodio de la serie y os confieso que aluciné en colores la primera que lo vi.
El concepto era tan interesante que un año después el personaje fue introducido en el universo mutante de los cómics y volvió a aparecer en series de TV de nuevo. Los lectores habituales evidentemente lo acogieron de buen grado y el personaje ha ido evolucionando (nunca mejor dicho) a través de los años dentro lógicamente de sus posibilidades. Su inclusión en grupos mutantes como tan populares como X-Force (tras lo sucedido en ‘Complejo de Mesías’) y alguna que otra miniserie de gran calidad protagonizada por este personaje (donde se ahondaba aún más en sus orígenes y descubríamos a otros personajes) han contribuido a que X-23 se haya ganado un hueco en nuestro corazoncito mutante. Pero la apuesta actual es muy arriesgada, en mi opinión. ¿Es el momento de que Laura saque las garras, se enfunde el mítico uniforme de Lobezno y adopte un nombre de batalla de tamaña alcurnia? ¿Era necesario?
El ataque de los clones
Permitidme usar el título de la popular segunda entrega de la saga galáctica por excelencia, tan de moda ahora por el reciente estreno de su magnífico episodio VII, para referirme al tan manido (y socorrido) recurso de la clonación; que vuelve de nuevo con fuerza a las páginas de un cómic de mutantes y que el guionista de esta nueva colección, el ínclito Tom Taylor, usa sin despeinarse lo más mínimo porque sabe que le puede dar mucho juego a la hora de jugar con el personaje. Un personaje que, como he mencionado más arriba, posee un potente factor de curación, sentidos aumentados y garras de adamantium (dos en cada mano y una en cada pie) que la convierten en el asesino héroe perfecto (máxime si recordamos que además ha entrenado con gente con Gambito o el propio Logan).
Del apartado gráfico, se encarga el excelente dibujante español David López al cual pocos peros se le pueden poner tanto en su arte (también realiza algunos diseños de personajes aquí) como a la hora de narrar en unas páginas repletas de acción. Y es que desde el primer número ambos autores nos sumergen en una trama cargada de trepidantes situaciones, disparos, saltos, emociones fuertes y clones. Esto de los clones te puede salvar el día si eres un guionista. Ahora resulta que Laura descubre que existen algunos sujetos más como ella y claro, esto es nuevo para todos. Hasta para su nuevo compañero, El Ángel (la versión joven de Brian Michael Bendis, en esta ocasión) el cual por cierto aquí es lo más ñoño y soso que te puedas echar a la cara. Quién te ha visto y quién te ve, Warren Worthington III.
La historia comienza en París (escenario que siempre da mucho empaque a las aventuras de los superhéroes) con la Torre Eiffel de fondo, alzándose majestuosa sobre la ciudad. El dibujo de López es francamente bueno, aprobando con nota prácticamente en cada viñeta. Nuestra protagonista deberá detener a una misteriosa terrorista enmascarada que está sembrando el caos en la ciudad de las luces y el amor, ahora transformada en la ciudad de los francotiradores, los aviones que aterrizan en mitad de la calle y los vigilantes enmascarados. Laura no tiene reparos en poner su traje de Wolverine, sin importar que los periodistas le hagan miles de fotos. Lo suyo es la adrenalina y el espectáculo a la hora de detener malhechores. A destacar los flashbacks de la heroína con el mismísimo Logan (te echamos de menos, enano) en los que vemos como de importante era el mentoring de éste y que la cuidaba como si fuese su propia hija. Por cierto, ¿Qué pensará Daken de todo esto? En fin…
Tom Taylor tiene previsto además que pronto aparezcan algunos personajes que no son del ámbito mutante a los que Wolverine (cuesta trabajo, lo sé) deberá pedir ayuda para resolver todas estas incógnitas y misterios. Personajes importantes dentro del universo marvelita (parece que uno de ellos es doctor y controla ciertas fuerzas… extrañas). En el momento de escribir estas líneas cobra fuerza el rumor de que, en nuestro país, Panini ha decidido ya que editará la colección en TPB, dentro de la colección 100% Marvel (mejor así que en grapa, por si las moscas). No sé realmente en qué acabará todo esto, porque sin duda los fans quieren (queremos, me incluyo también) mucho a X-23 pero de ahí a transformarla en Lobezno… Eso son palabras mayores y además es un nombre con solera y conlleva una gran responsabilidad: la de llevarlo con dignidad. Y es una pesada carga. ¿Será capaz de salir Laura Kinney bien parada de esta nueva andadura? ¿Listos para acompañar a esta nueva y diferente «Lobezna» (sigh) en sus nuevas y diferentes aventuras? Yo, la verdad sea dicha, no me acostumbro aún a este nuevo enfoque pero parece que es el momento de que Laura saque sus garras y tome el control. Buena suerte, creo que la va a necesitar.