¿Qué harías si tuvieses la oportunidad de viajar en el tiempo? ¿Lo usarías para intentar mejorar la historia de la humanidad o por el contrario actuarías únicamente en tu propio beneficio? Los viajes en el tiempo son uno de los recursos narrativos más utilizados en la Cultura Pop a la hora de contar historias adictivas que conecten con el público y hagan volar nuestra imaginación para hacernos llegar a lugares y épocas que sólo podemos soñar. Lo hemos visto en infinidad de obras, tanto en el cómic como en otros medios de expresión como el cine o la literatura.
Editado en formato rústica, con 144 páginas, nos llegó en 2019 la edición de La Cúpula de un genial cómic llamado ‘30 Millones‘ que aborda desde una perspectiva muy particular algunas de las cuestiones planteadas al principio de esta reseña. Especialmente, algo que en ocasiones hemos visto ya en varias ocasiones en series y películas y que se ha denominado por muchos como «historias de robos en el tiempo» (buena muestra de ello serían el episodio «Time Heist» de Doctor Who de 2014 o, más recientemente, la última entrega cinematográfica de Los Vengadores de Marvel Studios) y que estaba guionizado además de manera muy inteligente por Federico Reggiani y dibujado por el bonaerense Ángel Mosquito con su personal y caricaturesco estilo. Ambos, han trabajado juntos ya en obras anteriores como Vitamina Potencia, Los visitantes del agujero del comedor, Tristeza o La mueca de Dios.
Estamos hablando de una novela gráfica con tintes de drama y comedia realizada por dos autores argentinos que nos cuenta la historia de Daniel, un joven electricista que un buen día descubre que puede viajar en el tiempo o visitar otros lugares cada vez que consume una droga que le proporciona su amigo Pablo. Así, cada vez que se mete la merca (cocaína) se manifiestan una serie de puertas reales que le permitirán viajar al pasado. Todo se complica cuando nuestro protagonista usa los accesos temporales para viajar cuarenta años atrás y acabará metido en un berenjenal de los gordos. Además de preocuparse por el futuro de Pablo, Daniel se verá inmerso en un follón que implica interactuar con amigos y viejos conocidos cuando estos eran más jóvenes, que tendrá también implicaciones políticas y que únicamente podrá arreglar si logra hacerse con un botín de 30 millones de dólares.
Hábilmente, se usa aquí el recurso de ir variando el color para situar al lector en los diferentes marcos temporales a los que viaja nuestro protagonista. Es decir: si Daniel está en el presente, el equipo creativo realiza las páginas utilizando simplemente el blanco y negro mientras que si está «fuera de su tiempo» (en el pasado) veremos como el cómic cambia a un tono azulado. Un recurso estilístico simple pero efectivo que cumple perfectamente con su cometido. En cuanto, al guion, destacar que los personajes, están muy bien escritos y que, tras disfrutar de la lectura, a uno casi se le termina pegando el acento argentino y acaba usando esas expresiones, palabras y modismos tan característicos usados en el país del Río de la Plata. En definitiva, un cómic underground de Ciencia-Ficción urbana que transita en ocasiones entre la distopía y la crítica histórica en el que dos autores de talento nos proponen un singular viaje que tiene mucho más que ofrecer que lo que aparenta a simple vista; ya que toca temas sociales y éticos desde diferentes puntos de vistas. Muy recomendable.
genio
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