Siempre que se anuncia que se va a editar un nuevo trabajo de Paco Roca es todo un acontecimiento para todos los amantes del cómic en nuestro país. Pocas veces se pone de acuerdo toda la gente del mundillo (ya sea medios, artistas, aficionados, etcétera). Todos sabemos que se viene algo grande. Y todos sabemos que no va a decepcionar. Porque Paco Roca (Valencia, 1969) se ha ganado a pulso esa confianza ciega a lo largo de toda su carrera con su oficio y maestría de la narrativa gráfica y gracias a obras como «Los surcos del azar», «La Casa», «El Invierno del dibujante» o «Arrugas»; por citar algunas de las maravillas que hace este señor cuando se sienta a crear arte secuencial en su mesa de dibujo.

Este mes, gracias a Astiberri Ediciones, nos ha llegado en una formidable edición su nueva obra: «Regreso al Edén». Y la verdad es que no nos queda más remedio que esgrimir aquello de «lo ha vuelto a hacer». Paco Roca no solo es un artista de cómics descomunal. Es un autor que además sabe emocionar con su arte y que sabe transmitir sentimientos como nadie en el noveno arte. En esta ocasión, el valenciano nos entrega otra de esas obras que conmueve y que, una vez terminas de leer, solo quieres atesorar y colocar en ese rinconcito de tu hogar en el cual guardas todas aquellas lecturas que te tocaron la patata por algún motivo.

«Regreso al Edén» nos lleva de viaje al pasado de nuestro país. Concretamente, Roca nos traslada los años cuarenta, al recuerdo de los aciagos años de posguerra. Conoceremos la conmovedora historia de la vida de Antonia y su amor hacia una fotografía de principios de los cuarenta que sirve como excusa para que el autor pinte un retrato de aquella sociedad española que convivía con cosas como el hambre, las miseria morales, el miedo, el menosprecio a la mujer (considerada siempre por debajo del hombre en todos los aspectos) y la represión sexual. Muchos años después, cuando Antonia ya es una anciana, dicha fotografía es el testimonio de sus memorias; entre las que se mezclan anhelos (y buenos momentos) con la pérdida de libertades como consecuencia de un régimen político. Y también es prácticamente el único recuerdo vívido que le queda de su familia.

A nivel gráfico, el cómic es una verdadera delicia. Una gozada para los sentidos, me atrevería a decir. El autor hace gala aquí nuevamente de su profundo dominio del medio y usa además difrentes recursos gráficos (como la inclusión de fotografías de personas realeas) con los que dota a la obra de una marcada personalidad. Como autor completo, Roca nos deja un completísimo trabajo (en mi opinión supera incluso a uno de sus recientes trabajos como dibujante, el excelente «El Tesoro del Cisne Negro», del cual ya departimos ampliamente en el podcast). Y es que el Paco Roca que encontramos aquí está espléndido como narrador. Exultante, por momentos. Con el uso de la impresión en cuatro colores, logra que el lector se sumerja definitivamente en la historia. Una historia, plagada de personajes tan reales como los que cualquiera de nosotros haya podido conocer o haya escuchado anécdotas de vivencias de personas que vivieron en aquella época.

En definitiva, un viaje por la Valencia de la España de Franco que, además de intenso, refleja de manera excepcional el padecimiento de las personas durante (y tras) aquella infame dictura. Un periodo histórico del cual, desgraciadamente, parece que no hemos aprendido aún a cerrar heridas. Paco Roca vuelve a deleitarnos así con otra de esas obras tremendamente emocionales (con toques autobiográficos) que incluye también un potente mensaje. Una maravilla de cómic en todos sus apartados que verdaderamente nos ha encantado y cuya magnífica edición de Astiberri en formato apaisado no debe faltar en ninguna biblioteca que se precie. Un retrato emotivo, sensible y extraordinariamente realizado a nivel gráfico por uno de los grandes talentos del cómic de nuestro país.