Durante los más de cien años de historia del cómic, hemos visto desfilar por las páginas de nuestras queridas historietas a muchos y variopintos superhéroes. Héroes de papel con trajes coloridos, increíbles habilidades y trajes extravagantes que han inundado las publicaciones de este popular género desde que dos hijos de inmigrantes judios de Nueva York ayudasen a establecerlo con la gestación y posterior irrupción de Superman a finales de los años treinta. Pero estoy convencido de que pocas veces se nos ha presentado un superhéroe de las particularidades de Imbatible. Creado por el autor francés Pascal Jousselin, el personaje aparece en la Revista Spirou y sus aventuras son publicadas en 2017 por la editorial Dupuis en dos tomos que contienen algunas de las historias más creativas e imaginativas de la bande dessinée.

Ahora, gracias a Editorial Base, Imbatible (Imbattable, en el original) llega a nuestro país para deleitarnos con sus divertidas ocurrencias y su particular modo de luchar contra el mal. Y es que este superhéroe posee un poder que podríamos denominar realmente el auténtico poder del mundo del cómic: El dominio sobre las viñetas. Nadie sabe cómo lo hace pero las páginas de los tebeos no tienen secretos para él. Y todo este derroche de originalidad, se lo debemos a su creador, Pascal Jousselin (1973, Pouancé, Francia). Un guionista y dibujante que domina el medio de una manera espectacular, siendo el «metacomic» uno de sus puntos fuertes, como veremos en la obra que nos ocupa. De hecho, podría decirse que Imbatible forma parte de un tipo de obras que a menudo hacen uso de la metaficción en el cómic (desde clásicos como el Krazy Kat de George Herriman o la Hulka de John Byrne a cosas más actuales) y que ciertamente lo hace de una manera brillante y muy especial.

Como todo buen superhéroe que se precie, ataviado con una máscara negra que oculta su rostro y unas mallas amarillas, Imbatible lucha contra científicos locos, salva gatitos de los árboles y rescata a niños secuestrados por supervillanos. Pero además, también se encarga de ir a la compra, acudir a comer con su abuela o salvar el campo de petanca del barrio. Así es Imbatible. El superhéroe de la ciudad de Villagrande que no revela nunca su identidad secreta y que puede luchar por la justicia gracias a un absoluto control de las viñetas en las que habita. Nuestro protagonista se mueve por ellas a su antojo y gracias a esa libertad de movimientos, rompiendo siempre las reglas clásicas de los cómics, el lector disfrutará de una gran variedad de situaciones cómicas.

Así, en estas historias nos encontramos gags que se resuelven siempre gracias a que nuestro héroe es capaz de atravesar viñetas, moverse en todas direcciones y utilizar los objetos y entornos dibujados a su favor, siendo consciente en todo momento de que está dentro de una historieta. Parte de la gracia está en que, salvando a un par de secundarios, el resto de personajes involucrados (como el alcalde o el capitán de policía Juan Pedro, por poner dos ejemplos de personajes recurrentes) no saben cómo realiza semejantes proezas el bueno de Imbatible. Todas sus aventuras suelen desarrollarse entre una y seis páginas como máximo y, aparte de ser una auténtica delicia visual, son muy divertidas.

En ellas veremos también a otros personajes que poseen habilidades similares a las de nuestro héroe, como villanos que atraviesan páginas, aliados como «Two-D Boy» (cuyos poderes dan lugar a uno de mis momentos favoritos del cómic en la historieta titulada «Pelea para Tudí») o el entrañable y malhumorado señor mayor que usa los globos (o bocadillos) de texto como armas realmente efectivas. Personajes, que nos dejan momentos absolutamente geniales en este tomo en tapa dura de 64 páginas que vale realmente lo que cuesta. Quizá, a ojos de muchos aficionados, puede parecer que el precio es exagerado para el número de páginas incluidas en este primer volumen pero os aseguro que el producto vale realmente la pena si eres un verdadero amante del noveno arte.

Como podréis apreciar por las imágenes que acompañan a este texto, el estilo de Jousselin es europeo, sí, pero en la onda de los maestros del cómic de humor franco-belga. Para un servidor, criado entre tebeos de Bruguera desde la infancia, evidentemente no puede ser más atractivo este «Imbatible» a nivel gráfico. Y además, el talento del dibujante se ve potenciado por la gran labor al color de un profesional como es Laurence Croix. Un magnífico ejemplo de metalenguaje en el cómic, que funciona a todos los niveles porque está increiblemente bien realizado. En definitiva, una joyita comiquera que nos deja muy buen sabor de boca, que no defrauda lo más mínimo y que nos tiene algunos miembros de la redacción de la web ansiosos porque llegue ya el segundo volumen para seguir gozando con las locuras de este personaje llamado Imbatible.

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