Mientras tenían lugar los hechos narrados en Infinito, uno de los últimos grandes crossovers de «La Casa de las ideas», no todos los superhéroes se encontraban en el espacio luchando. Algunos se habían quedado en la ciudad que nunca duerme pero… ¿Acaso estaban todos combatiendo a las hordas de Thanos? Si hablamos de un grupo tan particular como los Thunderbolts del general Ross, la respuesta es clara… ¡Ni de broma!

Entonces, ¿a qué demonios se dedicaba el grupo formado por Masacre (Deadpool), Elektra, Hulk Rojo, Veneno (Venom) y El Castigador (The Punisher) mientras los aliénigenas invadían Nueva York? En este tomo editado por Panini Comics se narran los hechos acontecidos precisamente en el momento de la llegada de los ejercitos del titán loco. ¿Cómo reaccionarán estos Thunderbolts a la invasión?

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La cosa no podía estar más clara. Este variopinto equipo de héroes (si es que se les puede llamar realmente así) van a lo suyo porque para los Thunderbolts, liderados en batalla por un letal Punisher cada vez más cegado por su vendetta personal contra el crimen organizado y bajo la supervisión del siempre manipulador Thaddeus Ross y su alter ego, la fuerza gamma devastadora conocida como Hulk Rojo, lo que de verdad importa son ellos mismos y sus secretos y problemas personales.

La gracia de esta unión tan particular de personajes Marvel es que las misiones se deciden por sorteo. Y todos deben acatar la decisión de la persona que resulta ser la ganadora y comenzar cuanto antes la misión. De ese modo, todos juntos sirven a sus propios intereses, finiquitando los asuntos que debían haber quedado cerrados tiempo atrás. En esta ocasión, es el turno para Frank Castle y su guerra privada contra la organización criminal más importante de la ciudad de Nueva York: La familia Paguro.

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Así, mientras este singular equipo urde una estrategia para acabar de una vez por todas con la lacra de los , Thanos ataca la Tierra. El equipo rojo se las verá con toda una caterva de esbirros de los Paguro, así como cientos de criminales afines a dicha familia mafiosa. En mitad de todo el fregado que se ha organizado por culpa de Thanos, entran en juego dos factores de especial relevancia: por un lado, las nieblas terrígenas que están atravesando la ciudad activando en algunas personas el gen latente que están descubriendo ahora que tienen superpoderes (¿acaso no sigues la serie «Inhumano»)

Por otro, tenemos una historia paralela con un personaje femenino denominado «Piedad» dotado de un increíble poder y que parece estar por encima del bien y del mal. El bueno de Ross ha mantenido oculta durante mucho tiempo y su reaparición no podía llegar en peor momento para los Thunderbolts… ¿O sí?

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La verdad es que tanto el guión como el dibujo son muy atractivos, atrapando al lector desde el primer momento. De los lápices se encargan Phil Noto, Jefte Palo y Gabriel Hernández Walta, apoyándose en el magnífico entintado de Terry Pallot. El artífice de la trama es, ni más ni menos, el genial Charles Soule (al que algunos conoceréis por su trabajo en La Cosa del Pantano) que se ha hecho con el control creativo tras la marcha de Daniel Way, el impulsor de este popular grupo de antihéroes.

El humor está siempre presente en la figura de un hilarante Masacre (la escena de la votación y el sombrero es brillante) y lo que no faltan son la acción a cascoporro, unos diálogos absolutamente brillantes y en definitiva, un cómic que puedes leer sin necesidad de seguir a pies juntillas la trayectoria de estos nuevos Thunderbolts que nada tienen que ver los anteriores.

Aunque es una colección llena de altibajos y lo personajes funcionan mejor por separado que como equipo, estamos ante un tomo muy bien guionizado, con un dibujo solvente y llamativo, que a buen seguro dejará más que satisfechos a todos aquellos que decidan darle una oportunidad.