Muchos de los lectores del blog llevan años jugando a videojuegos, igual que el que firma este artículo. Han vivido experiencias de todo tipo relacionadas con el mundo del ocio electrónico desde que aquel día, cuando eran niños, recibieron como regalo un Spectrum o una Atari 2600. Han sufrido y disfrutado el ambiente (y a los especímenes que pululaban en ellos a todas horas) de los míticos salones recreativos a partes iguales o tienen en su haber miles de anécdotas graciosas que les pasaron en el cyber donde íban con los amigos a echarse unos vicios a Quake. Grandes momentos en la vida de todo jugón.

Un buen amigo me dijo en una feria de retrogaming hace algunos años lo siguiente: “Es que ahora las cosas han cambiado mucho. Antes no existía esto del hype, por ejemplo”. En un primer momento, asentí con la cabeza y le dí la razón. Pero luego, meditándolo con más calma, me percaté de que quizá estaba equivocado. Quizá, el maldito hype, siempre estuvo ahí, agazapado en las sombras, esperando el momento propicio para fastidiar al jugón de turno. Para fastidiarnos a todos.

Seguro que la mayoría de nosotros, amantes del videojuego desde tiempo inmemorial, tenemos grabados a fuego en nuestra memoria situaciones tales como por ejemplo estar sentados con nuestros colegas en el portal o en un banco del barrio, jugando a (inserte nombre del juego aquí) de (inserte consola portátil de los 90’s aquí) y de repente aparecer otro amigo diciendo que le habían comprado el (inserte nombre del juego aquí) para (inserte plataforma de juego de los años 90’s aquí), ¿verdad?. Seguro que sí. Ya en ese momento, tu mente empezaba a elucubrar la manera de ir a su casa lo antes posible para jugarlo e incluso comenzabas a planear la manera de conseguir que tanto la consola como el juego pasaran una temporadita en tu casa.

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¿Estaría ya el dichoso hype oculto en un rincón, observando la escena y esperando el momento adecuado para saltar sobre esos jóvenes imberbes e ingenuos que solo hablaban de “maquinitas y marcianitos”?
Hay quien afirma que ya en aquella época estaba ahí, pero con distintos nombres. Algunos afirman haberse cruzado con él, bajo la nomenclatura de “expectación”… Como diría Iker Jiménez: “¿Inquietante, verdad?”

Bromas aparte, hay que señalar que debido al auge de las nuevas tecnologías el hype se ha transformado en algo inherente al propio sector del videojuego. No son pocos los que afirman que es un mal endémico de este. Años atrás, esta locura maravillosa llamada internet, no gozaba de la tremenda popularidad de ahora. Realmente, eran muy pocos los tenían acceso a ella para su uso y disfrute. Con el paso del tiempo se fue extendiendo para convertirse en algo indispensable de nuestro día a día, de tal manera que actualmente no concebimos esta industria sin él.

Sumando esto al marketing que realizan algunas empresas y otros factores, el fenómeno conocido como hype se ha extendido como la peste y, en demasiadas ocasiones, se torna en protagonista de la película, cuando realmente debería de serlo el propio juego.

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Además, el crecimiento de la popularidad de redes sociales como Twitter o Facebook donde millones de aficionados al videojuego intercambian opiniones e información diariamente se ha convertido en el vehículo perfecto para que el hype se instale cómodamente en nuestras vidas, entrando vilmente y con total impunidad en nuestras casas. A mí me ha afectado en muy pocas ocasiones, lo reconozco. Aunque también es cierto que cada vez me pasa con más frecuencia y veo como a muchos de mis compañeros les ocurre lo mismo.

El hype podría definirse, básicamente y para entendernos, como las ganas «creadas» por catar un juego. El hype se apodera de ti y te convierte en su esclavo (a veces incluso en algo peor) y el ansia viva te supera por momentos. Algunos incluso lo disfrutan como si fuese un placer máximo de la vida pero después, y pasa en muchas ocasiones, llega el momento de chocar frontalmente con la cruda realidad.

Hay una cosa que me cabrea enormemente, y es la siguiente: Ocurre que (inserte título del juego aquí) sale en noviembre o diciembre pero lleva dando la lata en todos sitios desde marzo (a veces antes) y se afirma sin ningún tipo de rubor que va a ser el GOTY de ese año y de los años venideros, además de transformarse en la quintaesencia del ocio electrónico y pasar a los anales de la historia. En los medios más populares se lee lo siguiente: “Tendrá una historia mejor que la segunda parte, podremos explorar un vasto mundo y técnicamente exprimirá al máximo las posibilidades de la consola. Además, la historia viene firmada por (inserte escritor de renombre aquí) y será doblado al castellano por (inserte nombre de actor famoso aquí). Imaginaos esto día sí, y al siguiente también. Conclusión: Todos empalmados durante los meses que faltan para que el juego llegue a las tiendas.

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Además, los propios usuarios se emocionan y comienzan a alimentar a la bestia. La bola crece y pasa el tiempo. Los redactores de algunas webs o revistas con renombre le endosan el 10 correspondiente. Algunos, más honestos, reconocen que tiene fallos que impiden que sea una obra maestra pero aún así le cascan un 9. Otros, más osados, lo puntúan con un 8 apelando al buen criterio pero con cierto miedo en el cuerpo. Posteriormente, serán tachados en los foros de (inserte insulto preferido aquí). Luego pasa lo que pasa. Metes el juego en la consola y la primera sensación que tienes es similar a la que tendrías si te diesen una patada en boca. Te preguntas que ocurre con los gráficos o el doblaje, que pasa con los bugs que aparecen una y otra vez a lo largo del juego o porqué no se ha mejorado la jugabilidad o el sistema de combate del protagonista. Acabas apagando la consola y pensando que esto no era lo que te vendieron hace ya tantos meses.

Luego está el típico loco de las coles talibán que te crucifica de por vida, cuando le comentas que el juego te ha decepcionado en algunos aspectos y que crees que no merece el 10 que ha recibido tan ricamente en varias publicaciones. Cosas de la vida. Como digo, el dichoso hype es algo que cada vez se agarra con más fuerza en este sector (cual garrapata en el lomo de un cánido) pero que, a pesar de ser un incordio para muchos, al mismo tiempo, para otros (trolls con demasiado tiempo libre en su mayoría, también hay que decirlo) es algo que le da salsa a este hobby maravilloso que nos apasiona a tantos.

Pero no lo olvidéis, queridos lectores… Todos somos, en realidad, víctimas del hype.