Si hay una palabra que define a The Dark Knight Rises (traducida al castellano como Batman: El caballero oscuro, la leyenda renace) esa es sin duda expectación. Tras una magnífica cinta sobre Los Vengadores, los fans del cómic estaban expectantes ante el cierre de la trilogía creada por el director norteamericano Christopher Nolan.
Marvel lo había hecho francamente bien llevando el espíritu del cómic del equipo de superhéroes más poderosos de la Tierra al mundo del celuloide, así que era el momento de mover ficha para la «Distinguida Competencia» y llevar de nuevo a la gran pantalla a uno de sus más importantes abanderados. Tras «El Caballero Oscuro» (un film alabado por crítica y público) tocaba poner fin al particular universo de Nolan basado en el detective nocturno. El esperado día llegó y el pasado 20 de julio (protagonizada por Christian Bale, Anne Hathaway y medio reparto de Origen) se estrenó por fin en nuestro país la ansiada película.
Para empezar, he de decir que esta tiene muchos más puntos positivos que negativos, ofreciendo algunas respuestas a algunas preguntas que quedaron un poco en el aire al final de la segunda entrega. El argumento del film nos muestra a un Bruce Wayne (Bale) que lleva alejado de la opinión pública desde la muerte del fiscal del distrito, Harvey Dent. Como consecuencia de ello, Batman ha colgado el «bat-traje» para siempre. La ciudad de Gotham quedó libre del crimen y la delincuencia y ya no es necesaria su presencia. Han pasado muchos años y todo está en calma, pero el mal no descansa y pronto nuestro héroe deberá regresar de nuevo para defender a su querida ciudad esta vez de un poderoso y letal enemigo. Wayne, dolorido en cuerpo y mente, ni se imagina lo que le espera.
Empresas Wayne está en una mala posición económica, tras invertir en un proyecto de energía limpia basado en la fusión nuclear e impulsado por la bella empresaria Miranda Tate (Marion Cotillard, cuyo personaje dejará muy contentos a los fans de los cómics, no digo más) que es abandonado al descubrirse que de seguir adelante provocaría un desastre nuclear que podría arrasar la ciudad entera. Evidentemente, esto le interesa muchísimo al nuevo villano que entra en escena.
Si pensábais que Joker era un enemigo temible, en esta tercera entrega el actor británico Tom Hardy da vida a Bane, un villano que da el mismo (o más) miedo que el que daba el personaje que interpretó magistralmente el tristemente fallecido Heath Ledger. Teniendo en cuenta que era muy complicado superar la actuación del australiano, en mi opinión Hardy borda el papel de malo e incluso me atrevería a decir que es de lo mejor de la película. Bane, frío, cruel, despiadado, no teme a nada y además es muy fuerte tanto física como mentalmente. No le va a poner las cosas fáciles al bueno de Bats en ningún momento, ciertamente.
Pero el caballero oscuro no está solo en la lucha contra este nuevo enemigo y sus secuaces. El comisario Gordon (Gary Oldman), el genio Lucius Fox (Morgan Freeman) y su fiel amigo y mayordomo Alfred (Michael Caine, enorme y mítico actor que llena la pantalla cada vez que aparece) le acompañan de nuevo. Y además, la actriz Anne Hathaway da vida a la sensual y peligrosa Selina Kyle (Catwoman, a pesar de que dicho nombre en clave no se menciona ni una sola vez en toda la película) y he de reconocer que no lo hace del todo mal.
No es la opción más acertada para el rol de esta enemiga/aliada pero hay que decir que en esta ocasión la actriz cumple con su papel de sobra. Embutida en un ceñido traje negro (que contribuye a resaltar sus evidentes encantos femeninos) Hathaway lo hace bastante bien, pese a que no eran pocos los que tenían bastantes dudas desde el momento en el que se anunció su elección para interpretar a este icónico personaje del universo de DC Comics.
También tienen pequeños papeles los actores Liam Neeson (como Ra’s Al Ghul) y el Espantapájaros (Cillian Murphy) e introducen en la franquicia a Joseph Gordon-Levitt en el papel de John Blake, un joven policía bajo el mando del comisario Gordon y que gustará mucho a los fans de Batman, sobre todo en la manera que se va desarrollando el personaje.
Como veis, el reparto es excepcional y además el guion es bastante sólido en líneas generales. Aunque peca de uno de los defectos que ya poseía su predecesora (sí, no es perfecta, que le vamos a hacer) ya que la cinta se hace un poco larga. Comienza muy bien, el ritmo de la película decae a mitad de la misma y al final consigue remontar para alegría del fandom comiquero y/o friki y, sobre todo, de los fans del director. Indudablemente esta tercera entrega supone un digno cierre para la trilogía y que al igual que las dos anteriores películas nos presenta al Batman atormentado, con su compleja personalidad y con más miedo a vivir de verdad que a morir. Sin ser la mejor de las tres (este honor sigue siendo para «El Caballero Oscuro») es un buen film de superhéroes, con grandes escenas de acción. Posee una fotografía notable pero un doblaje al castellano de ciertos personajes muy irregular, como es el caso de Bane. En definitiva, es una película muy recomendable. Los fans de Batman pueden estar tranquilos. Y los fans de Nolan, también.