Muchos lectores de cómics actualmente tienen la idea en su cabeza de que las colecciones de Marvel siempre han sido un vergel lleno de luz y de color, «buen rollismo», chistes y humor por doquier mientras que, en contraposición, en La Distinguida Competencia las series regulares fueron prácticamente un erial en el que las tramas son oscuras y la depresión sobrevolaba por personajes taciturnos creados con un tono que incitaba al suicidio mientras llovía durante un día gris. Nada más lejos de la realidad, amigos. Ni todo en La Casa de las Ideas era tan colorido y optimista (hay historias de muchos tipos) ni en DC se hacían únicamente tramas enfocadas a la tremenda seriedad de sus personajes.

Centrándonos en esta última cuestión, al contrario de lo que muchos creen, algunos autores y editores introdujeron grandes dosis de humor ya en su momento también en los cómics de la compañía ahora conocida como DC Entertainment. Una de las series regulares más celebradas y recordadas por ello (y por su gran calidad en general) es la que nos ocupa hoy: La Liga de la Justicia Internacional de los legendarios Keith Giffen, J.M. De Matteis y Kevin Maguire. Una colección absolutamente genial y divertida, muy querida por los fans del género superheroico en general.

ECC Ediciones reedita por fin en un tomo en formato cartoné los seis primeros números de esta genial obra que vio la luz en 1987 en USA gracias al buen ojo editorial del señor Andy Helfer, el cual acertó de pleno al reunir al talentoso (y persistente) Keith Giffen al guion (cuenta el propio Helfer que hasta que no logró hacerse con los mandos de la colección, el bueno de Keith no paró) con el excelente guionista y escritor Jean Marc De Matteis (precisamente, su obra cumbre, «La última cacería de Kraven», es un claro ejemplo de que en Marvel también hay historias con toque adulto y mucho trasfondo) y tuvo el gran acierto de confiar en un primerizo (que ya apuntaba maneras) Kevin Maguire para el apartado artístico, cuyo trabajo a los lápices es para quitarse el sombrero. Maguire, con un trazo depurado y caracterizado por dotar a los personajes de logradas expresiones faciales, apoyado por las expertas tintas de Al Gordon y el legendario Terry Austin, logró dotar a la obra de una increíble personalidad que, sumada a los diálogos del bueno de De Matteis, hacen de este tomo una compra obligada para los amantes del género (seas fan de DC o no).

«Nunca un grupo de superhéroes fue tan divertido como este…»

Las tramas construidas por Keith Giffen van desde el origen del grupo como tal, hasta acabar con unos terroristas que siembran el pánico en la sede de Naciones Unidas, pasando por un combate terrible contra el poderoso Hombre-Gris o la amenaza de tres alienígenas que pretenden lograr el desarme nuclear en nuestro planeta. Pero lo verdaderamente importante de esta serie eran sin duda los momentos de discusiones entre los miembros del grupo. Cualquier pequeña decisión en una reunión o en mitad de una misión, desembocaba en hilarantes momentos llenos de frases geniales, diálogos ácidos y chistes en cada viñeta. Un despliegue monumental de humor y entretenimiento en las páginas de este tebeo protagonizado por una curiosa y variada formación de personajes de la editorial que hizo que los lectores se enamoraran de él casi desde el primer momento. Todo un éxito en ventas que llegó a España de la mano de Planeta De-Agostini y que por fin ve la luz de nuevo para deleite de los amantes de los buenos cómics de superhéroes.

Personajes míticos como Batman o El Detective Marciano, se unían a elementos místicos como Shazam (el Capitán Marvel) o el Doctor Destino (Dr. Fate, en el original) y a otros justicieros de corte urbano (Canario Negro) o cósmico (el Green Lantern Guy Gardner), además de integrar a Blue Beetle (un luchador contra el crimen muy particular), la excéntrica Doctora Luz o el viajero del futuro conocido como Booster Gold. El equipo se completaba con Scott Free (el tan de moda ahora «Mister Miracle», personaje salido del Cuarto Mundo de Jack Kirby y de moda ahora gracias a la nueva serie de los premiados Tom King y Mitch Gerards) y su fiel compañero Oberón. Al finalizar el sexto número, veíamos como se unían al equipo dos miembros más (Capitán Átomo y Red Rocket 7) y también éramos testigos de la marcha de uno de sus más poderosos integrantes.

La importancia del astuto Maxwell Lord como artífice de la unión de las figuras de DC anteriormente mencionadas es fundamental a lo largo del cómic (ya veréis porqué). Con incógnitas que se revelarán más adelante, este personaje (cuyo debut se produce en el primer número de esta misma serie, gracias al talento de tres tipos apellidados Giffen, De Matteis y Maguire) se convertirá en algo así como una especie de manager de la Liga de La Justicia Internacional (quedando esta como una fuerza pacificadora internacional autorizada por Naciones Unidas) y sus tejemanejes serán de vital importancia tanto en esta JLI como en otras obras de la editorial, como por ejemplo, «Crisis Infinita».

Esta JLI es la respuesta a todos aquellos que afirmaban que los tebeos de superhéroes tenían que ser serios y oscuros por fuerza. Además, el término «Liga de la Justicia de América» quizá ya no tenía mucho sentido en una época en la que estaban teniendo lugar algunos cambios significativos. Un mundo más globalizado, que se había hecho más grande y en el que todo estaba cada vez más conectado. Una apuesta arriesgada del editor Andy Helfer, el cual supo jugar bien sus cartas para ganar esa partida dentro de la industria. Aquí vas a encontrar acción y personajes bien desarrollados, cada uno con su personalidad bien definida. Vas a disfrutar de pullitas e insultos entre compañeros de equipo, encontronazos sonados entre personajes como Batman y Guy Gardner (sus enfrentamientos verbales son de lo mejor del cómic), de momentazos como el cambio brusco de mentalidad del cínico y bocazas Lantern cuando le sucede algo muy ridículo o de las bromas sin fin de Blue Beetle aunque esté en el espacio intentando detener a un satélite que está a punto de destruirlo todo con un potente rayo calorífico. Y sobre todo, humor. Mucho humor. ¿Superhéroes graciosos? ¿Por qué no? Todo en este cómic es hilarante, a veces exagerado (incluso Batman parece una parodia de sí mismo por momentos) y los gags que se suceden viñeta tras viñeta seguro que te harán (como mínimo) esbozar una sonrisa (¿alguien dijo galletas Oreo?). En definitiva, una obra fundacional, un delirio superheroico maravilloso, con un equipo creativo de primer nivel (y en cierto modo pionero en algunos aspectos) y que no te puedes perder bajo ningún concepto.